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OTRO CASO DE IMPUNIDAD A UNA ARTISTA PROGRE EN CHILE

Mon Laferte: la comunista hipócrita que se aprovecha del capitalismo

La cantante chilena Mon Laferte no se cansa de polémicas, pues entiende que no hay mala publicidad para visibilizarse como marca en el “neoliberalismo” que tanto ataca. En esta ocasión, pintó un mural en la ciudad de Valparaíso, armando una polémica porque, en primer lugar, no contaba con los permisos para intervenir en la zona histórica de la ciudad. Pero además, llamó la atención de los lugareños por su abyecta estética pues, como explicó la cantante, el mural trata del ciclo menstrual femenino. No obstante, este caso nos permite develar cómo el arte puede tener un rol revolucionario en la disputa política.

Norma Monserrat Bustamante Laferte, conocida por su nombre artístico Mon Laferte, ha sido conocida ampliamente por sus polémicas. Residente en México, volvió este verano a Chile para continuar con su agenda política, la que se ha ido radicalizando con el paso de los años. Esto no es una novedad cuando entendemos que, el arte al fusionarse con la disputa política, actúa como una máquina revolucionaria.

En los Latin Grammy de noviembre de 2019, Laferte desnudó su busto para mostrar la frase “En Chile torturan, violan y matan”, mientras usaba un pañuelo verde (del mismo tono de los aborteros). Esta performance la realizó en medio de la insurrección que ha azotado al país desde octubre de 2019, sumándose a las fake news que circulaban en ese entonces sobre supuestas violaciones a los DD.HH. por parte de la policía chilena.

Días después de aquella intervención, Norma Bustamante hizo una apología a la violencia en una entrevista a Univisión, al señalar que “si tengo que quemar un supermercado para que me escuchen, lo haré, es solo algo material”. Además, acusó a Carabineros de estar detrás de los incendios de distintas infraestructuras como las estaciones de metro, iglesias, viviendas, comisarias y comercio. “Hay muchos casos en donde la misma policía y los militares fueron quienes estuvieron incendiando» dijo la activista.

Ante estos dichos, Carabineros anunció acciones civiles y penales contra la cantante, pues la institución afirmó que ante una denuncia de ese calibre, Laferte debía entregar todos los antecedentes. Sin embargo, como respuesta y de manera transgresora dio un discurso de ocho minutos en el escenario del Festival de Viña del Mar de 2020, buscando justificar sus dichos.

Asimismo, el activismo político de la cantante trasciende las fronteras chilenas, pues se ha involucrado activamente con la guerrilla del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). Por ejemplo, participó del Segundo Encuentro de Mujeres que Luchan del Ejército Zapatista en enero de 2020 en Chiapas, México. En esta ocasión, se establecieron lineamientos feministas y de enfoque de género dentro de su lucha anticapitalista y anticolonial. Recordemos que el subcomandante insurgente Marcos concibe que “nuestra arma es nuestra palabra”, algo no menor para entender la militancia de la cantante.

Mon Laferte ha contribuido, desde la música, al discurso político insurreccional y revolucionario. Esto es dable constatarlo, por ejemplo, en el videoclip de la canción “Plata Ta Tá” en el que realiza una crítica contra el “neoliberalismo”. En el video se observan códigos propios de la insurrección chilena del 18-O, como las máscaras andinas “Tinkus” que han usado los encapuchados, los rayos láser verde que usaron los violentistas para intervenir el trabajo de la policía chilena, y simbolismos zapatistas (lo que es posible encontrar también en otros de sus videos musicales).

La semana pasada, Mon Laferte volvió a utilizar el arte como una vía revolucionaria hacia el comunismo, dejando atrás todas las categorías occidentales como lo bello y lo verdadero. Pues pintó un mural en Valparaíso en el que aparece una mujer desnuda, con vellos en la zona íntima femenina y en las piernas, mientras sostiene una gota de sangre entre sus piernas. Según Laferte, este mural de 12 metros de altura representa “nuestro ciclo menstrual, de nuestros estados de ánimo en esos días y los dolores de guatita (estómago). Cuando yo era chiquita me desmayaba del dolor”.

La Secretaría Regional Ministerial de las Culturas de Valparaíso señaló que el mural es “una manifestación individualista y egoísta” pues no respetaría los edificios patrimoniales de la ciudad portuaria al no contar con los permisos. Pero como los artistas ligados a la izquierda suelen salir impunes, Laferte realizó otro mural (este sí fue  autorizado) en el Cerro Cárcel, el que tiene como propósito apoyar la campaña Océanos Sin Plásticos. Y desde el 15 de febrero, exhibe en la Casa Arte Bahía Utópica su primera exposición de pinturas en el país. En ella se observa un cuadro con la frase pintada “Te crees poesía pero sabes a dictadura”.

Por todo lo expuesto, el activismo político de Mon Laferte nos permite entender que las izquierdas conciben todo acto cultural como uno de resistencia y de disputa política. Pues, al copar la sociedad con sus discursos pueden modificar lo que entendemos por bueno y verdadero. Ya Gramsci entendía que la disputa por la hegemonía parte por la dominación de los medios de comunicación, la educación y la religión, principalmente. Así se cultivan otras categorías culturales, para lograr modificar el sentido común.

Pero los posestructuralistas entendieron, además, que lo anterior se radicaliza cuando se intervienen las subjetividades individuales. Por ello, no es extraño que los chilenos al verse saturados de producciones culturales progresistas (música, pintura, literatura, moda, películas), adhieran a los ejes discursivos de las izquierdas sin percatarse de ello.

En definitiva Mon Laferte, como otros cantantes latinoamericanos, entienden la importancia del arte en el activismo político, a pesar que este caso devela (otra vez) la hipocresía izquierdista. Pues, irónicamente venden sus producciones como mercancías en este sistema capitalista que tanto aborrecen, a través de plataformas digitales y de streaming. Además, se enriquecen gracias al libre mercado, mientras esparcen odio ideológico en las fracturadas sociedades latinoamericanas.

Por consiguiente, es dable advertir que el arte ha sido capturado por las izquierdas, porque ya no busca representar lo bello y lo verdadero como ha sido históricamente. Al contrario, en la actualidad el arte es parte de la performance política al contribuir a una revolución mayor en curso.

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