El primer ministro de Polonia, Mateusz Morawiecki, ha visitado a los militares, policías, guardias fronterizos y servicios especiales que defienden la frontera del país con Bielorrusia -en el paso fronterizo en Kuźnica- tras la avalancha migratoria de más de 3.000 inmigrantes ilegales. «Veláis por la seguridad de los polacos. ¡Gracias!», ha dicho.
Así, ha señalado que sellar la frontera polaca es de interés nacional y ha afirmado que hoy la estabilidad y la seguridad de toda la Unión Europea están amenazadas. «Este ataque híbrido del régimen de Lukashenko está dirigido a todos nosotros. No seremos intimidados y defenderemos la paz en Europa con nuestros socios de la OTAN y la UE», ha añadido.
En este sentido, ha dicho que la frontera es «sagrada«, por lo que ha prometido vigilancia en una zona que ya permanece blindada. De hecho, el titular de Defensa, Mariusz Blaszczak, ha recordado que hay unos 12.000 militares desplegados en la zona. Tanto él como el ministro del Interior, Mariusz Kaminski, han fijado como prioridad la defensa estricta de la frontera.
Varsovia acusa al Gobierno de Alexander Lukashenko de orquestar este movimiento migratoria masivo, que no tiene precedentes desde que se inició la crisis migratoria en la región.
Durante todo este lunes los inmigrantes ilegales -en su mayoría hombres jóvenes-, procedentes de Oriente Medio, intentaron atravesar la valla de alambre, pero sus acciones fueron impedidas por los guardias fronterizos y y los soldados polacos que protegen la frontera.
