Si algo estÔ quedando meridianamente claro en estos últimos años de acelerada construcción de un totalitarismo global es que las élites que nos quieren imponer un montón de restricciones sin precedentes no estÔn por la labor de obedecerlas.
AsĆ, igual que la reunión de presidentes autonómicos se celebró con un banquete exclusivamente carnĆvoro mientras se nos pide que reduzcamos el consumo de carne, que los ecologistas posturitas o nuestro presidente verde, Pedro SĆ”nchez, tiran de avión privado hasta para ir a comprar tabaco mientras se nos censura el uso del coche privado o que apenas queda polĆtico ultracovidiano que no haya sido sorprendido saltĆ”ndose a la torera las medidas draconianas a las que nos obligan, ahora es el expresidente Barack Obama quien, con motivo de su sesenta cumpleaƱos, ha convocado una fiesta de setecientas personas en su mansión de Marthaās Vineyard. Joe American no puede reunirse con su familia extendida en Acción de Gracias, pero el presidente que fuera adulado por la prensa como un autĆ©ntico mesĆas puede hacer, naturalmente, de su capa un sayo, faltarĆa mĆ”s.
El propio lugar de la celebración es un verdadero monumento a la hipocresĆa de Obama y, en general, de la poca fe que ponen nuestros mandarines en el mismo panorama apocalĆptico que nos venden. Obama fue el primer presidente en meter de hoz y coz a su paĆs y, por extensión, al mundo en el terror climĆ”tico, sus cumbres inĆŗtiles y el tocomocho de las renovables. El cambio climĆ”tico fue uno de sus temas estrella, y ayudó a extender y ahondar en esa doctrina segĆŗn la cual los polos ya deberĆan haberse derretido hace aƱos y el nivel del mar anegado islas y ciudades portuarias. Y por eso, suponemos, adquirió en 2019 por doce millones de dólares una exclusiva mansión en la pijĆsima Marthaās Vineyard en primera lĆnea de playa destinada a desaparecer a poco que el nivel del mar suba mĆnimamente.
Estamos, recuĆ©rdese, en pleno pĆ”nico de la Variante Delta, supuestamente mucho mĆ”s contagiosa que cualquiera de las precedentes y, sobre todo, contra la que apenas protegen las vacunas existentes. De hecho, el millonario australiano Anthony Hess provocó presuntamente el contagio de sesenta persona hace dos semanas con una reunión similar, y hace solo unos dĆas los Centros de Control de Enfermedades (CDC) confirmaban que los eventos sociales celebrados en Massachussetts el pasado fin de semana entre gente doblemente vacunada infectaron a un 75% de sus participantes.
Obama ha invitado a su Ćntima y modesta celebración de cumpleaƱos a 475 invitados, incluyendo una espectacular nómina de ācelebritiesā, que serĆ”n servidos por un ejĆ©rcito de doscientos sirvientes.