El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, ha vuelto a rechazar la apertura de las fronteras de la Unión Europea para la acogida de refugiados afganos porque puede «destruir la identidad cultural de Europa» y conlleva riesgos como el «terrorismo».
Durante su intervención en el Foro Estratégico de Bled (Eslovenia), Orbán ha recordado que fue el primero que se opuso a la política globalista de aceptación de refugiados sirios durante la crisis migratoria del año 2015 y que su Gobierno no acepta la inmigración como «solución a los desafíos demográficos» y que creen que «solo» les ayudará la «política de familia y cristiana», ha añadido.
Defensor de una fronteras fuertes para preservar la identidad y la soberanía de Hungría, y la libertad y la prosperidad de los húngaros, el líder de Fidesz ha declarado que para preservar la unidad de la Unión Europea las competencias en materia de inmigración deberían ser devueltas a los Estados miembros y ha reivindicado que las naciones deben conservar el derecho a elegir con quién quieren vivir.
En el mismo encuentro, el presidente del Parlamento Europeo, el socialista David Sassoli, ha criticado la -a su juicio «falta de coraje» por parte de los gobiernos europeos al eludir el «compromiso» de acoger a refugiados afganos.
El mensaje ha llegado un día después de que los ministros de Interior de la UE abogaran por reforzar el apoyo a países musulmanes limítrofes de Afganistán como Pakistán o Irán para que sean ellos los que asuman la carga de la acogida de los refugiados. En sus conclusiones, los Veintisiete apuntaban la posibilidad de que cada Estado miembro acogiera refugiados, pero ello de manera voluntaria y sin establecer plazos, una decisión motivada en buena parte por las próximas elecciones en Alemania y en Francia.