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la izquierda revolucionaria asume que todo vale con tal de ganar

Petro se reúne con el expresidente Gaviria para sumar al ‘Pacto Histórico’ el Partido Liberal

El candidato del Foro de Sao Paulo a las presidenciales de Colombia, Gustavo Petro.
El candidato del Foro de Sao Paulo a las presidenciales de Colombia, Gustavo Petro.

El pasado lunes 28 de febrero, el candidato presidencial del movimiento “Pacto histórico”, Gustavo Petro, se reunió con el expresidente César Gaviria Trujillo, jefe único del Partido Liberal. Atrás parecen haber quedado las graves diferencias que los separaban hace tan solo dos años, cuando Petro trinaba que “el partido liberal se ha convertido en un saloncito de té de la casa de César Gaviria. Este dueño y señor del otrora mayor partido popular de Colombia, impone a su hijo, vinculado a Odebrecht, como su candidato presidencial”. Pues bien, en esa casa recibió Gaviria a Petro y conversaron por más de dos horas.

El sábado el portal politika informó que se estaría fraguando la posibilidad de que la hija del expresidente, María Paz Gaviria, fuera fórmula vicepresidencial de Petro. Todo parece indicar que el afán de Petro es lograr el triunfo en la primera vuelta del 29 de mayo, pues las señales arrojan que, de pasar a una segunda vuelta, las demás fuerzas políticas se unirían al candidato que lo enfrente, sin importar su orientación política o partido. Tal y como ocurrió en 2018, cuando resultó ganador Iván Duque, la estrategia sigue siendo “todos menos Petro”. Si en algún momento la izquierda radical pensó que podría enfrentarse al establishment y a la derecha, y derrotarlos; ahora ha optado por aliarse con el primero para derrotar a la segunda.

Petro asume que ya ganó la consulta del “Pacto histórico”, que se realizará el domingo 13 de marzo, cuando, además, se elegirá el nuevo Congreso. De allí, que ya esté buscando alianzas. Ser ungido como candidato de la izquierda es apenas un trámite y el Pacto histórico una etiqueta para poder reunir a todas las facciones del partido comunista, el M-19, la unión patriótica y demás movimientos políticos afines a las tesis de la izquierda más radical. Hasta las FARC, que no requieren superar un mínimo de votos, pues tienen cinco escaños en Senado y cinco en Cámara garantizados hasta 2026, han expresado que acompañarán a Petro en su aspiración.

De hecho, el precandidato y exgobernador de Nariño Camilo Romero, quien participará en la consulta enfrentando a Gustavo Petro por la candidatura presidencial, expresó que “el momento de Colombia es distinto, yo creo que el pacto debe ser con la ciudadanía, no con la politiquería”. No es el único sorprendido con la nueva estrategia de quien lidera todas las encuestas de intención de voto. Muchos sectores de izquierda han expresado su malestar por la inclusión de las facciones que lideran los senadores Roy Barreras y Armando Benedetti, otrora uribistas consagrados, después defensores a ultranza del gobierno de Juan Manuel Santos y hoy representantes del petrismo.

Sin embargo, tal y como lo ha expresado la senadora María Fernanda Cabal, sin que su partido, el Centro Democrático, entienda la magnitud del asunto; el 13 de marzo se corre el riesgo de que Petro obtenga la más alta votación de todos los precandidatos que van a participar en las tres consultas que se van a realizar, potenciando así aún más su campaña a la presidencia. Petro lo tiene claro y por eso quiere incluir cuanto antes las maquinarias que se requieran para obtener una votación histórica en esa consulta, que puede ser considerada una “primaria”, aunque el término formalmente no se use en Colombia.

La izquierda revolucionaria, con Petro a la cabeza, asumió ya que todo vale con tal de ganar. No importa tener en las listas de candidatos al Congreso personas con graves denuncias e investigaciones como Piedad Córdoba, no importa recibir el apoyo de senadores inmersos en graves escándalos de corrupción como Armando Benedetti o de dirigentes políticos que son reconocidos por pasar de un partido a otro sin sonrojarse como Roy Barreras.

Ahora va más allá y busca la adhesión del partido Liberal, contra el que se levantó en armas, pues junto con el Partido Conservador compartieron el poder entre 1958 y 1986, en el marco del Frente Nacional, acuerdo bipartidista que logró poner fin a la violencia política de la primera mitad del siglo XX. La guerrilla del M-19, en la que militó Petro, alegó que esos gobiernos debían ser derrocados por las armas. Ahora resulta Petro pretendiendo sostener que es él el portador de las banderas del asesinado líder conservador Álvaro Gómez Hurtado, buscando al partido Liberal, reuniéndose con toda la izquierda europea y acogiendo a otrora uribistas y santistas.

Lo importante es llegar a la jefatura del Estado, pues ya anunció que gobernará por decreto, que declarará la emergencia económica para forzar sus reformas, que el pueblo en las calles lo defenderá de quienes quieran oponerse, entre otras. Colombia está advertida, pero en una democracia los ciudadanos pueden tomar el camino al abismo, es su derecho.

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