Si tiene latido, no se le puede matar. Esa es, resumida, la esencia de la ley que ha anunciado el gobernador de Texas, Greg Abbott, una de las más restrictivas normas contra el aborto de toda la Unión desde que el Tribunal Supremo decretara en los setenta que la eliminación de no nacidos era un ‘derecho constitucional’.
La más, pero no la única. De hecho, décadas después de que los medios convencionales trataran de convencernos de que “el del aborto es ya un debate cerrado”, cada vez son más los estados de administración republicana que aprueban leyes restringiendo lo que suele calificarse pudorosamente “el procedimiento”.
Naturalmente, es un desafío, un guante que Planned Parenthood, la multinacional del aborto, y, en general, todos los grupos implicados en este suculento negocio se han apresurado a recoger, planteando demandas contra la ley. Y es que todos los gobernadores que están arriesgando con estas leyes de protección de la vida del no nacido se enfrentan a la inapelable Roe vs Wade, que establece un régimen que solo terminará cuando el Tribunal Supremo revoque la malhadada sentencia.
Esto, por supuesto, no significaría de inmediato el fin del aborto provocado legal en Estados Unidos, lejos de ello. Pero al menos daría libertad a los estados para legislar en su contra.
“Un latido del corazón es una señal universal de vida, y por eso tantos tejanos creen que cuando se detecta el latido del corazón de un feto, ese niño debe ser protegido. Esta Ley es diferente a leyes similares en otros estados, ya que depende de acciones civiles para hacer cumplir la ley, lo que hace casi imposible los reclamos habituales de que se está vulnerando la Constitución”, declaró a LifeSiteNews Jonathan Sáenz, presidente y abogado de Texas Values, organización promotora de la ley.
La nueva ley no permite a los funcionarios estatales aplicar la prohibición -esta es la parte más original de la ley-, pero sí faculta a cualquier ciudadano a denunciar a personal médico si se sospecha que podría estar incumpliendo la nueva orden.
Abbot anunció la ley afirmando que “nuestro Creador nos otorgó el derecho a la vida y, sin embargo, millones de niños pierden su derecho a la vida cada año debido al aborto. En Texas, trabajamos para salvar esas vidas, y eso es lo que ha hecho esta legislatura en esta sesión”. Actualmente, Texas prohíbe el aborto a partir de las 20 semanas de embarazo, excepto en las mujeres que padezcan una afección médica potencialmente mortal o una anomalía grave en el feto.