Después de once años de un relato oficial trucado, fueron liberados parte de los policías acusados de organizar un supuesto intento de asesinato contra el entonces presidente de Ecuador, Rafael Correa. Su liberación es testimonio vivo de cómo, bajo el socialismo del siglo XXI, en Ecuador no había separación de poderes. Ahora, finalmente, la justicia falló contra el relato correista y a favor de las víctimas del autoritarismo.
“Ganamos, muchachos”, “Se hizo justicia”, “Siempre fuimos inocentes”, gritaron eufóricamente los expolicías Luis Guanotasig, Geovany Laso, Eduardo Mullo y Jesús Jetacama, en la sala de audiencias de la Corte Nacional de Justicia (CNJ), tras ser anunciada su inocencia.
“La justicia está ejerciendo su rol de justicia. Antes, en la época de Rafael Correa, la justicia estaba maniatada hacia el poder político y hoy la justicia está libre para ejercer su rol, los jueces están libres para tomar sus decisiones. Hoy los jueces se dieron cuenta de que fuimos sentenciados sin ningún tipo de prueba. Yo nunca debí haber estado preso, el hecho de haber estado parado en el lugar de los hechos no significa que yo haya intentado matar al expresidente”, exclamó Guanotasig, uno de los policías liberados.
En el pleno de la sala se podía escuchar a los policías liberados gritar “un 30-S nunca más”. “30-S” alude al 30 de septiembre del 2010, cuando hubo un levantamiento por parte de la Policía Nacional, en protesta porque el Gobierno de Correa les iba a quitar a los funcionarios sus prestaciones navideñas, entre otros beneficios laborales.
Como la policía se estaba manifestando, intervinieron las Fuerzas Armadas para resguardar el orden. Esto terminó en enfrentamientos entre ambos bandos, resultando en muertos y heridos a causa del caos generado.
El entonces presidente aprovechó la coyuntura para declarar un supuesto golpe de Estado en su contra, alegando que la Policía Nacional lo secuestró. Lo que resultó en la condena de un grupo de policías por, supuestamente, haber intentado matarlo.
“Si me quieren matar, mátenme”, gritó Correa ante una multitud, tras salir del hospital, aseverando su relato que la fuerza policial lo intentó matar. Sin embargo, nunca sucedió, ni la matanza ni el intento. La reciente liberación de los exuniformados así lo demuestra.
En total, seis policías fueron sentenciados de magnicidio. Los cuatro liberados celebraron su liberación junto a su abogada, la defensora pública Lolita Montoya y varios familiares y miembros de la Asociación de Víctimas 30-S.
Hubo varias víctimas aquel fatídico día. Por medio de una medida autoritaria Correa ordenó el cierre de todos los canales de televisión. Solo el canal del Estado podía reportar lo sucedido. Entonces, los ciudadanos tomaron el canal oficial para exigir la liberación de la señal, lo cual resultó en encarcelamientos masivos, exilios y persecución, siendo el caso más icónico una condena “por aplaudir”.
Sí, era tal el autoritarismo existente que aplaudir era penado. Francisco Endara se tuvo que exiliar del país tras agotarse las instancias de apelaciones en su juicio “por aplaudir”, “crimen” del cual se le acusó (sin pruebas) por estar presente la noche del 30 de septiembre en el pedido público de la reapertura de la señal televisiva.
La intromisión del Ejecutivo en la justicia llegó a un nivel en el que Endara fue acusado inicialmente como “autor por omisión” de sabotaje, para luego condenarlo por «aplaudir», aun cuando se reconoce en la sentencia escrita que su «rol fue el de apaciguador», constando además en el proceso que no aplaudió, pero debía ir preso.
Como él, varios civiles, y también policías, fueron perseguidos para perpetuar el relato instalado desde el 30S. Incluso a los niños se les enseñó en la escuela que la democracia no nació en la Antigua Grecia sino el 30 de septiembre del 2010.
Para propagarlo, el aparataje estatal de comunicación usó la imagen de una niña que nació aquel día, como símbolo de la revolución ciudadana. “La Megan nació el día que triunfó la democracia”, era la consigna difundida en los medios.
Esto a su vez fue una copia fiel de Dolores Argentina, personaje creado por el kirchnerismo en Argentina. Lo de siempre: el socialismo del siglo XXI operando a nivel regional y afianzándose por medio de la propaganda.
A pesar de todas las campañas mediáticas a favor del régimen los ecuatorianos se hartaron y votaron para poner fin a esa era. Ahora está en manos del presidente Guillermo Lasso romper con ese sistema y fortalecer las instituciones destruidas. La ciudadanía está expectante. El reto es enorme.