«Ser es defenderse», RAMIRO DE MAEZTU
PERO MANTENDRƁ A LAS FUERZAS DEL ORDEN DE OTTAWA EN ALERTA

Trudeau levanta la ley marcial tras una semana de represión contra el ‘Convoy de la Libertad’

El primer ministro de CanadĆ”, Justin Trudeau.
El primer ministro de CanadĆ”, Justin Trudeau. Europa Press

Solo una semana despuĆ©s de proclamarse de hecho dictador con plenos poderes para ā€˜luchar’ contra una protesta pacĆ­fica, la de los camioneros del Ā«Convoy de la LibertadĀ», el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, ha revocado la Ley de Emergencias, justo cuando debĆ­a votarse en el Senado.

Si el Senado hubiera votado contra el mantenimiento de ley, la situación de excepcionalidad polĆ­tica hubiera cesado automĆ”ticamente y, de haberla confirmado, sus efectos se mantendrĆ­an durante el plazo de un mes, antes de volver a someterse a un voto parlamentario.

En rueda de prensa, Trudeau ha anunciado que el Gobierno federal ha decidido poner punto y final a la anómala situación legal, ya derrotada en toda la línea la protesta, haciendo innecesaria su confirmación o derogación en el Senado.

Pero, aunque en un tiempo tan breve, Trudeau le ha sacado jugo a su condición de dueƱo y seƱor de vidas y haciendas canadienses. La PolicĆ­a se ha empleado a fondo y con inusitada brutalidad para acabar con una protesta que incluĆ­a la ocupación de la capital, Ottawa, deteniendo a los principales organizadores de una iniciativa encaminada a que se levantaran las draconianas restricciones con la excusa de la pandemia de coronavirus.

Que la salud de los canadienses no era el objetivo de Trudeau se hizo patente en la ocasión en que el primer ministro anunció sus nuevos poderes, un mensaje amenazante en el que no se habló del peligro sanitario ni una sola vez, dejando claro que su preocupación no era tanto mantener la lucha contra los contagios como quebrar la resistencia de los desobedientes a sus mandatos.

De hecho, la acción de los camioneros sirvió para que los primeros ministros de las provincias anunciaran el levantamiento parcial o total de las restricciones y ha inspirado protestas similares en varios paĆ­ses como Francia, BĆ©lgica y Estados Unidos. Por otra parte, su demostración de fuerza quedaba especialmente ridĆ­cula en un momento en que un nĆŗmero creciente de paĆ­ses estĆ”n dando por terminada la crisis sanitaria.

Pero la brutalidad policial no ha sido la principal herramienta esgrimida por Trudeau en sus escasos dĆ­as de dictador. Lo que mĆ”s ha alertado a los crĆ­ticos han sido sus amenazas, cumplidas en muchos casos, de dar permiso y/o instrucciones a los bancos para congelar o suspender las cuentas de particulares o instituciones que hubieran apoyado con dinero a la organización de la protesta.

Tras la dimisión del jefe de policía de Ottawa, su sucesor interino advertía que no solo actuarían en el momento contra los revoltosos, sino que les perseguirían en el futuro con sanciones económicas.

Trudea ha anunciado que se ha restaurado el orden y se han desbloqueado los accesos por carretera mientras el Senado estaba en sesión debatiendo la misma ley a la que estaba renunciando, aprobada ya por la CÔmara Baja del parlamento.

ā€œConfiamos en que las leyes ya existentes basten para mantener a la gente a salvoā€, dijo Trudeau durante la rueda de prensa, aƱadiendo que Ottawa mantendrĆ” a las fuerzas del orden en alerta para dispersar a los Ćŗltimos amotinados del Convoy de la Libertad.

Solo una semana despuĆ©s de proclamarse de hecho dictador con plenos poderes para ā€˜luchar’ contra una protesta pacĆ­fica, la de los camioneros del Ā«Convoy de la LibertadĀ», el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, ha revocado la Ley de Emergencias, justo cuando debĆ­a votarse en el Senado.

Si el Senado hubiera votado contra el mantenimiento de ley, la situación de excepcionalidad polĆ­tica hubiera cesado automĆ”ticamente y, de haberla confirmado, sus efectos se mantendrĆ­an durante el plazo de un mes, antes de volver a someterse a un voto parlamentario.

En rueda de prensa, Trudeau ha anunciado que el Gobierno federal ha decidido poner punto y final a la anómala situación legal, ya derrotada en toda la línea la protesta, haciendo innecesaria su confirmación o derogación en el Senado.

Pero, aunque en un tiempo tan breve, Trudeau le ha sacado jugo a su condición de dueƱo y seƱor de vidas y haciendas canadienses. La PolicĆ­a se ha empleado a fondo y con inusitada brutalidad para acabar con una protesta que incluĆ­a la ocupación de la capital, Ottawa, deteniendo a los principales organizadores de una iniciativa encaminada a que se levantaran las draconianas restricciones con la excusa de la pandemia de coronavirus.

Que la salud de los canadienses no era el objetivo de Trudeau se hizo patente en la ocasión en que el primer ministro anunció sus nuevos poderes, un mensaje amenazante en el que no se habló del peligro sanitario ni una sola vez, dejando claro que su preocupación no era tanto mantener la lucha contra los contagios como quebrar la resistencia de los desobedientes a sus mandatos.

De hecho, la acción de los camioneros sirvió para que los primeros ministros de las provincias anunciaran el levantamiento parcial o total de las restricciones y ha inspirado protestas similares en varios paĆ­ses como Francia, BĆ©lgica y Estados Unidos. Por otra parte, su demostración de fuerza quedaba especialmente ridĆ­cula en un momento en que un nĆŗmero creciente de paĆ­ses estĆ”n dando por terminada la crisis sanitaria.

Pero la brutalidad policial no ha sido la principal herramienta esgrimida por Trudeau en sus escasos dĆ­as de dictador. Lo que mĆ”s ha alertado a los crĆ­ticos han sido sus amenazas, cumplidas en muchos casos, de dar permiso y/o instrucciones a los bancos para congelar o suspender las cuentas de particulares o instituciones que hubieran apoyado con dinero a la organización de la protesta.

Tras la dimisión del jefe de policía de Ottawa, su sucesor interino advertía que no solo actuarían en el momento contra los revoltosos, sino que les perseguirían en el futuro con sanciones económicas.

Trudea ha anunciado que se ha restaurado el orden y se han desbloqueado los accesos por carretera mientras el Senado estaba en sesión debatiendo la misma ley a la que estaba renunciando, aprobada ya por la CÔmara Baja del parlamento.

ā€œConfiamos en que las leyes ya existentes basten para mantener a la gente a salvoā€, dijo Trudeau durante la rueda de prensa, aƱadiendo que Ottawa mantendrĆ” a las fuerzas del orden en alerta para dispersar a los Ćŗltimos amotinados del Convoy de la Libertad.

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