«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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A TRAVÉS DE UN ARTÍCULO DEL TERRORISTA Mario Firmenich

Una agencia kirchnerista justifica y ampara la represión del régimen de Daniel Ortega en Nicaragua

Régimen de Nicaragua. El tirano nicaragüense, Daniel Ortega.
El tirano nicaragüense, Daniel Ortega. Reuters

Si algo le faltaba a Argentina en esta grave y delicada situación que sobrelleva bajo el gobierno socialista del presidente Alberto Fernández es la aparición de aquellos terroristas montoneros que en los años ’70 supieron atormentar a la ciudadanía con crímenes, atentados y robos de toda calaña. En esta ocasión, fue el propio Mario Firmenich, exlíder montonero, quien salió a manifestarse a través de un artículo -publicado en la agencia de militancia kirchnerista Paco Urondo– que tituló “13 realidades que explican la situación de Nicaragua”.

Desde hace muchos años, Firmenich reside junto a su familia en Barcelona, donde da clases de Economía en la Universidad Rovira i Virgili. «La paz social que se observa a simple vista en Nicaragua es muy superior a la que existe en Argentina y en México (ni comparar con lo visto en Colombia, Ecuador o Chile). No existen piquetes que corten calles o rutas; no hay huelgas sindicales ni hay cierre patronal que paralicen al país. Tampoco existe violencia social/criminal del tipo de las maras salvadoreñas ni violencia de grandes bandas de crimen organizado. No hay asaltos a bancos, ni secuestros de empresarios, ni mafias violentas de narcotraficantes como en México o como en la ciudad de Rosario en Argentina. Los mercados populares, las tiendas y centros comerciales de la clase media y alta exhiben un funcionamiento socioeconómico normal, en paz y sin tensiones visibles».

Afirmó Firmenich, en un medio argentino y a expensas de un Gobierno extremadamente benévolo con esta clase de personajes ya que cuenta también en sus filas con numerosos funcionarios que en tiempos de la dictadura militar compartieron junto al exguerrillero aquellas andanzas de violencia y terrorismo.

Desde la comodidad de su residencia extranjera, el exjefe montonero justificó el encarcelamiento de una veintena de dirigentes opositores en Nicaragua y la sangrienta represión de las protestas sociales del 2018:

«La oposición que participa de las elecciones no pretende ganarle la presidencia a Daniel Ortega porque sabe que es imposible. Se pelean entre sí para ver quien es segundo, para acceder a las ventajas y prerrogativas que la ley electoral, que hizo la derecha, le concede al segundo. La oposición más violenta intentó derrocar por la fuerza al gobierno en 2018 y luego pretendió que el gobierno negociara con ellos “reformas democráticas” sin ser ni siquiera partidos políticos, sino “ONGs”, autotituladas como “la sociedad civil”, financiadas por la CIA y la USAID.

Las causas penales contra la Fundación Chamorro y sus miembros no son un invento de “lawfare”. El lavado de dinero existe porque esta fundación, que actuaba como fuerza opositora sin ser un partido político, recibía explícitamente financiación de Estados Unidos. Aprobada la ley que prohíbe financiación extranjera a la actividad política, la fundación debía registrarse como “agente extranjero” para quedar legalmente autorizada a seguir recibiendo tales financiaciones.

Pero no quisieron hacerlo porque se descalificaban políticamente y entonces se dedicaron a blanquear en su contabilidad el dinero recibido de las agencias estatales de Estados Unidos. Las pruebas documentadas del blanqueo de dinero son claras en los registros contables de ellos mismos.

Los ex sandinistas recientemente encarcelados no son “la disidencia interna que cuestiona el poder personalista de Daniel Ortega”. ¡Son los que abandonaron el FSLN hace 30 años cuando perdieron las elecciones! Están procesados en causas penales por traición a la patria porque conspiran ilegalmente con los Estados Unidos para sabotear las elecciones y derrocar al gobierno».

Tras muchos años sin hacer declaraciones, y en un intento por justificar sus expresiones en defensa de tirano Daniel Ortega y las atrocidades que el dictador impone a su pueblo, Mario Firmenich denunció «que la Tercera Guerra Mundial ya está en curso«: «Vivimos una guerra que es simultáneamente una típica disputa geopolítica entre potencias (por ahora sin misilazos estratégicos) y también una guerra civil mundial genocida, declarada por el establishment económico de la globalización contra los pobres del mundo; el objetivo es despojar a los pueblos pobres de su soberanía sobre los recursos naturales cada vez más escasos y reducir la población mundial.

¿Qué otra cosa que defenderse con sus propias leyes pueden hacer los estados y pueblos soberanos cuando una potencia extranjera les intenta promover una guerra civil interna para derrocar al gobierno y destruir su sistema social?».

Cabe recordar, que con el retorno de la democracia y durante el gobierno del expresidente Raúl Alfonsín, Mario Firmenich fue capturado en Brasil, extraditado a la Argentina, juzgado y condenado a 30 años de prisión por homicidio y secuestro de personas y finalmente indultado por Carlos Menem en su primera presidencia en 1990.

Luego de esto, Firmenich se recibió de contador en la Universidad de Buenos Aires y rápidamente huyó del país para radicarse definitivamente en España.

Pasaron los años pero nadie se olvida de él. Su nombre y su rostro forman parte de una época trágica y lamentable.
Según él mismo confiesa, lo frustra el rol de «espectador de la política al que quedó relegado desde la recuperación de la democracia».

“Soy un político desocupado que se gana la vida como economista”, murmura fastidioso el máximo jefe de la guerrilla más poderosa que atormentó a la Argentina en la década de los ’70.

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