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A 48 AÑOS DEL PRONUNCIAMIENTO DE LA JUNTA MILITAR

Violentas protestas en Santiago de Chile evidencian la voluntad divisionista de la izquierda

Archivo - Bandera Mapuche durante las manifestaciones izquierdistas en Chile - Europa Press

Este 11 de septiembre se cumplieron 48 años desde que la Junta Militar, liderada por el general Augusto Pinochet, se pronunciara contra del tiránico gobierno de Salvador Allende. En este contexto, encapuchados y subversivos destruyeron propiedad pública y privada en el centro de la ciudad de Santiago. Esta es una muestra de que los grupos izquierdistas no buscan avanzar o progresar, si no más bien, profundizar los antagonismos y conflictividades que ellos mismos han instalado.

Esta es sin duda es una fecha polémica, más aún en Chile. Pues, ad portas de celebrarse las fiestas patrias el próximo 18 de septiembre, durante este sábado se conmemoró el Pronunciamiento Militar, hecho que ha plasmado un profundo clivaje que, a pesar de haber ocurrido hace casi cincuenta años, sigue dividiendo profundamente a los chilenos.

Sin ignorar todos los grises que tuvo el Régimen Militar (1973-1990) del general Augusto Pinochet, la incidencia militar logró que Chile no transitara por la vía marxista. Pues, el mismo Salvador Allende tenía como intención institucionalizar estos valores que impulsó en la Unidad Popular, provocando un profundo quiebre institucional.

Allende logró llegar a la presidencia tras tres intentos fallidos (1952, 1958 y 1964). Sin embargo, en las elecciones presidenciales de 1970, logró el 36% de los votos, mientras que sus contrincantes, Jorge Alessandri y Radomiro Tomic, obtuvieron 35% y 28% respectivamente. Como ninguno logró más del 50% del apoyo electoral, el Congreso chileno determinó que Allende sería el presidente electo, convirtiéndolo en el primer comunista de Occidente que llegó a la presidencia.

No obstante, con Allende en La Moneda, Chile rápidamente se vio afectado de una hiperinflación afectando directamente la calidad de vida de los chilenos. Para el año 1973, la inflación llegó al 600%.

Además, y como si fuera poco lo anterior, Allende señaló abiertamente que no era el presidente “de todos los chilenos” porque él era el “presidente de la Unidad Popular”. Igualmente, creía en la vía armada y buscó politizar a las Fuerzas Armadas para que estuvieran dispuestas a contribuir en su revolución marxista.

Tras la extrema pobreza que sufría el país, los chilenos comenzaron a solicitar ayuda a los militares quienes en un inicio no se pronunciaron ante el grave nivel de conflictividad. Por ello, y recordada es la imagen, mujeres dueñas de casa “caceroleaban” para alegar que sus ollas estaban vacías y sin comida. También, el hecho de que arrojaran migas de pan y granos de maíz a los militares como una forma de señalar que eran gallinas al no defender el país de la tiranía marxista.

Asimismo, surgieron numerosos grupos guerrilleros que cometían actos terroristas y públicamente confesaban que eran de su autoría. Agrupaciones como el Movimiento Izquierda Revolucionaria (MIR), Vanguardia Organizada del Pueblo (VOP), Frente “Patriótico” Manuel Rodríguez (FPMR), entre otros, cometían secuestros, robos y hasta asesinatos. Ese era el tipo de sociedad que el gobierno de la Unidad Popular avalaba.

El país ya no toleraba ese nivel de conflictividad, por lo que los militares finalmente se pronunciaron el 11 de septiembre de 1973 irrumpiendo en La Moneda. Y si bien, este hecho genera sentimientos encontrados en los chilenos, es necesario tener presente que Chile ya vivía una guerra civil que buscó llevarlo hacia el comunismo. En este contexto, Salvador Allende se suicidó con una metralleta AKMS que recibió como regalo del dictador cubano, Fidel Castro.

Tras 48 años de este hecho, las Juventudes Comunistas chilenas convocaron  a manifestaciones en el centro de Santiago, pasando por La Moneda. No obstante, lo que ocurrió no debe sorprendernos, porque la violencia política es una primicia de los grupos comunistas.

Las protestas iniciaron a las 10 de la mañana de este sábado, en las que se vio la participación de la nueva alcaldesa de la comuna de Santiago, la comunista Irací Hassler quien rápidamente desapareció cuando la prensa buscó preguntarle su opinión. Pero, rápidamente, se tornaron extremadamente violentas.

Los insurgentes lanzaron petardos y bengalas al palacio presidencial, atacaron a las fuerzas policiales de Carabineros, quemaron paraderos de buses, intentaron saquear una tienda de PreUnic y vandalizaron el Teatro Municipal. Además, incendiaron un auto y una bencinera Copec, poniendo sus vidas y la de los transeúntes en extremo peligro.

En contraste, también en la ciudad de Santiago, se organizó una concentración patriota en el frontis de la Escuela Militar. Destacaron las numerosas banderas chilenas, un camión con la frase “viva Pinochet” y discursos a favor del país de miembros del partido Fuerza Nacional, quienes defienden el legado del Régimen Militar.

En definitiva, el 11 de septiembre para algunos es una fecha complicada, para otros, un día patriota porque el país se salvó de las garras del comunismo. Independiente de la postura y las experiencias personales, los chilenos deben mirar de cara al futuro, dejando atrás el odio ideológico. Y si bien, un sector está dispuesto a avanzar respetando las tradiciones e instituciones, hay otro que no deja de profundizar antagonismos que solo representan un claro retroceso para los chilenos.

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