El presidente del régimen comunista chino, Xi Jinping, ha presumido de haber erradicado la pobreza extrema en el gigante asiático, un «milagro» que ha atribuido en gran medida a sus ocho años de gestión, al mismo tiempo que la economía de Occidente se desangra por culpa del virus originado en Wuhan.
Durante una ceremonia en Pekín, ha explicado que el país ha invertido casi 1,6 billones de yuanes (más de 200.000 millones de euros) en medidas «para erradicar la pobreza» durante los últimos ocho años. Y ha añadido que más de diez millones de personas han salido cada año de la «zona vulnerable».
Xi ha asegurado también que, desde que China lanzó su proceso de reformas hace más de cuatro décadas, unos 770 millones de ciudadanos han dejado de ser pobres, si bien ha advertido de que superar un cierto umbral de renta «no es la línea de meta, sino el punto de inicio de una nueva vida».
Y ha reivindicado que China ha hecho historia con estos hitos, hasta el punto de servir de «ejemplo» para otros países y de haber logrado «grandes contribuciones al alivio de la pobreza a nivel global», según recogen los medios oficiales.
El acto organizado este jueves en el Gran Salón del Pueblo de Pekín, ha sido transmitido para todo el país y ha recordado al que ya se organizó en septiembre de 2020, cuando China cantó victoria contra la pandemia de 2020.
Xi se ha reivindicado con este tipo de gestos como «el líder que necesita China», en un momento clave porque en 2022 expira su segundo mandato como presidente.
No ha hecho mención, eso sí, a la vulneración de Derechos Humanos por la que el régimen es señalado por todos los observatorios bajo su mandato. Y es que la dictadura, dirigida férrea y verticalmente por el Partido Comunista, ha hecho desaparecer médicos por denunciar la criminal actuación de las autoridades en la gestión del coronavirus, impone el terror en Hong Kong donde diariamente son detenidos todos aquellos sospechosos de ser demócratas, y reprime a los uighures, pueblo al que obligan al trabajo forzoso, y en el Tibet.
