Lo bueno de haber estudiado Sociología es que tengo toda la información necesaria para desconfiar de los sociólogos y, en particular, de los que se dedican a las encuestas electorales. Temí una debacle en Estados Unidos al ver la reiteración del advenimiento de la ola republicana, que finalmente no se produjo, y es algo que debería llevar a sacar algunas conclusiones: los republicanos no han logrado patear a Biden en el culo de sus candidatos demócratas a pesar del lamentable estado de popularidad del presidente zombie.
En su análisis post electoral, Rod Dreher afirma, ya sin medias tintas, que a día de hoy Trump es un lastre para los republicanos; por supuesto, muchos otros comentaristas conservadores no opinan igual, aunque varios han cambiado de opinión a raíz de las elecciones. «Los verdaderos fanáticos de MAGA no pueden aceptarlo», escribe Dreher en The American Conservative, «pero la verdad es que hay un número decisivo de estadounidenses que votarían por los republicanos, e incluso votarán por las políticas trumpistas, pero no votarán por Trump ni por los candidatos adyacentes a Trump».
Dreher, que a menudo se comporta como un visionario, señala que el escándalo de las leyes trans es, en este momento, «el tema referente de nuestro tiempo para los cristianos»: «Esta campaña para alienar a los jóvenes de sus cuerpos, para mutilarlos química y quirúrgicamente, y para engañar y dejar de lado a los padres, es una de las cosas más malvadas que he visto». Con la excepción de Ron DeSantis –precisamente, el triunfador del día electoral-, «me sorprende», se queja Dreher, «que los republicanos no hayan hecho de esto un problema, no porque les ayude a ganar votos, sino porque es tan malditamente malvado».
Los principales referentes de opinión conservadora americana comparten la sensación de que «rara vez unas elecciones han ofrecido lecciones tan claras y simples»
En sintonía con Dreher, resulta muy interesante el análisis de John Daniel Davidson en The Federalist: «Los republicanos ganaron mucho en lugares donde los líderes republicanos se inclinaron por la guerra cultural y aprobaron restricciones al aborto. Eso no es un accidente». Se trata en realidad de un análisis que resulta inspirador para todo el conservadurismo moderno, no solo el americano: «Si hay una lección clara que sacar de las extrañas elecciones de mitad de período del martes por la noche, es que los republicanos ya no pueden contentarse con victorias defensivas o políticas defensivas. Para ganar poder político y hacer lo que se debe hacer para salvar el país, los republicanos tendrán que pasar a la ofensiva, presentar una visión convincente para el futuro y abordar temas de guerra cultural como el aborto y la teoría crítica de la raza sin disculpas. Cuando hacen eso, ganan».
Los principales referentes de opinión conservadora americana comparten la sensación de que «rara vez unas elecciones han ofrecido lecciones tan claras y simples», como señalan los editores de National Review: «Los ganadores republicanos de estas elecciones fueron gobernadores como Mike DeWine de Ohio, Ron DeSantis de Florida y Brian Kemp de Georgia. Son un grupo variado. DeWine mantuvo las restricciones de covid más tiempo que los otros dos, y DeSantis y Kemp han sido más duros con las corporaciones woke. Lo que tienen en común, además de la incumbencia, es un conservadurismo centrado en las prioridades de los votantes», argumenta la revista, «todos son pro-vida: los tres firmaron nuevas restricciones sobre el aborto y ganaron por márgenes aplastantes (DeWine, DeSantis) o sólidos (Kemp). Todos han recibido y buscado el apoyo de los votantes de la clase trabajadora que se unieron al partido en los años de Trump. Pero los tres tienen identidades políticas que son independientes de Trump». Esta última es la parte de la lección que National Review considera más clara.
Otros, como Scott Mckay, hacen autocrítica en The American Spectator. «De alguna manera», escribe, «los demócratas y sus amigos en los medios lograron convencer a una gran parte de los estadounidenses de que no estamos en una recesión. Cuatro de cada cinco estadounidenses están insatisfechos con la economía, una gran mayoría parece estar furiosa por los precios de la gasolina, la gente dice que el crimen está fuera de control y, sin embargo, apenas la mitad del país está motivado para deshacerse del horrible liderazgo que causó esos problemas». Y como tantos conservadores en esta hora, critica el respaldo de Trump a determinados candidatos como el popular Dr. Oz: «Trump no desempeñó el papel neto positivo que debería tener, y esa podría ser la verdadera lección», zanja Mckay antes de concluir: «Los republicanos deberían estudiar a DeSantis y emularlo. Él es el estándar. Y a medida que Estados Unidos se vuelve sombrío en los próximos dos años, él podría ser la única inspiración que le queda al partido».