El enemigo cabe en un pin. Hay gobiernos que se empeñan en hacer todo el mal que pueden, pero lo cierto es que el plan mÔs pernicioso, el que estÔ detrÔs de todas las transformaciones que nos harÔn una nación peor, mÔs pobre, y menos soberana, cabe en los colorines perversos del donut de los Objetivos del Desarrollo Sostenible, ese que exhibe SÔnchez con orgullo y los populares con canguelo, pero lo exhiben.
Sobre el globalismo europeo escribe Benno Zuiddam en The American Conservative: Ā«En lo que respecta a la implementación de los ODS, la superioridad neoizquierdista debe prevalecer sobre cualquier acuerdo nacional determinado democrĆ”ticamente que pueda existirĀ». Ā«En resumen, los ODS contienen una agenda moral izquierdista que apunta a reestructurar las sociedades tradicionalesĀ», denuncia, Ā«su agenda estĆ” dirigida a la ruptura de las estructuras y lealtades familiares patriarcales tradicionales, para promover la mĆ”xima participación en una visión neoizquierdista para una economĆa de mercado universal y autodeterminación sexualĀ».
DetrĆ”s de ese plan estĆ” la mano negra de Davos, el colesterol amoral de Soros, los intereses de Planned Parenthood, la manipulación global de Disney, y en general, todos los invitados de lujo al funeral de la civilización occidental tal y como la hemos conocido hasta hoy. Asiste con placer Xi Jimping, que moja en todas las salsas cuando le invitan a la fiesta de pijamas de la ONU, desde donde pontifica bajo palio para escarnio de los que aĆŗn creen en la libertad y en la soberanĆa de las naciones. Pero el dictador chino sabe que la guerra estĆ” en TikTok, propiedad del gigante chino ByteDance, y no en el Turtle Bay de Nueva York.
QuizĆ” por eso no te extraƱarĆ” que, hace tres o cuatro aƱos, cuando nadie conocĆa TikTok, la aplicación se te colaba a todas horas en la publicidad de otras redes sociales con sorprendentes spots en los que un caminante caĆa por un agujero mĆ”gico que otro actor habĆa dibujado segundos antes. En 2020 constituyó su primera sociedad en EspaƱa, en plena expansión europea. La campaƱa no hubiera sido tan eficaz si mostrase a Xi Jimping viendo los videos en ropa interior de tu telĆ©fono móvil.
Ā«En caso de guerraĀ», escribe Emily Jashinsky en The Federalist, Ā«el Partido Comunista Chino estarĆ” en posición de explotar sigilosamente su acceso al algoritmo TikTok a travĆ©s de su control sobre ByteDance en PekĆn. No tendremos forma de saber que estĆ” sucediendo hasta que el pĆŗblico estadounidense haya sido manipulado por un flujo constante de propaganda bajo el control de un enemigo en tiempos de guerraĀ». Ā«Los adolescentesĀ», aƱade, Ā«deberĆan poder tener una infancia normal sin la exposición constante a contenido daƱino, impulsado estratĆ©gicamente por razones geopolĆticasĀ«, Ā«todos deberĆamos liberarnos de la preocupación de que, dentro de unos aƱos, los datos recopilados se utilizarĆ”n en nuestra contra de formas que aĆŗn no podemos comprenderĀ».
Pero tal vez la madre de todas las injerencias externas hoy se llama Inteligencia Artificial. Un experimento de The Federalist descubrió que My AI, la nueva IA de Snapchap, que se presenta como un amigo con el que los niƱos pueden charlar, promueve el cambio de sexo en menores, es abortista y anti pro-vida, y muestra sus simpatĆas por todos los postulados del Catecismo Progre ContemporĆ”neo. Ā«Snapchat es posiblemente la mĆ”s partidista y perjudicial de todas las empresas de Big TechĀ», advierte Evita Duffy-Alonso. Ā«Y, al igual que sus creadores, My AI es un izquierdista furibundo (ā¦) āotra madreā, que reemplaza a los padres, inculca valores amorales en los niƱos y actĆŗa como un brazo mĆ”s del Complejo Industrial de CensuraĀ».
Junto a las amenazas digitales de la Inteligencia Artificial, todavĆa tenemos que hacer frente a las viejas amenazas de la Estupidez Natural, que tambiĆ©n se ha especializado en vender el alma occidental a cambio de dinero y poder, pasĆ”ndose por el arco del triunfo lo que otrora se llamó patriotismo y estaba por encima de intereses particulares. Brittany Bernstein en National Review: Ā«La familia Biden y sus socios comerciales crearon una compleja maraƱa de mĆ”s de 20 empresas, segĆŗn los registros bancarios obtenidos por el ComitĆ© de Supervisión de la CĆ”mara, un sistema, dicen los republicanos, que estaba destinado a ocultar el dinero recibido de ciudadanos extranjerosĀ». AsĆ, los Biden recibieron Ā«millones de dólaresĀ» de China, tanto mientras el presidente era vicepresidente como tras aquel mandato. Ā«Gran parte del dinero provino de ciudadanos chinos y empresas vinculadas al Partido Comunista ChinoĀ», aƱade National Review. Ahora tan solo nos falta saber si el dinero era para tratar la enfermedad terminal de Willy ValadĆ©s.