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EL 29 DE NOVIEMBRE SE CELEBRA ESTE DÍA POR DESIGNIO DE LA ONU DESDE 1977

Día Internacional de Solidaridad con el Pueblo Palestino: el negocio multimillonario de la ayuda humanitaria

El 29 de noviembre se celebra el Día Internacional de la Solidaridad con el Pueblo Palestino, desde que en 1977 la Organización de las Naciones Unidas lo eligiera para, supuestamente, apoyar a los palestinos expulsados de sus tierras. Desde entonces y durante los últimos 46 años, el penúltimo día de noviembre la ONU urge a la comunidad internacional a que aumente sus esfuerzos para poner fin a más de 70 años de conflicto.

Según datos del mismo organismo, el 17% de los refugiados a nivel mundial son palestinos, una situación que se prolonga desde hace 75 años para cerca de seis millones de personas y que supone la crisis de refugiados más prolongada del mundo. Sin embargo, lo que la ONU y otras entidades supranacionales hacen con el pueblo palestino no supone ninguna solución efectiva, sino que empeoran la situación al entregarle a la autoridad de un estado no reconocido ingentes cantidades de dinero cada año que no se auditan ni controlan y acaban en la mayoría de los casos destinadas al terrorismo o directamente robadas por los millonarios líderes de Hamás.

El primer financiador de Palestina es la Unión Europea. Sólo en 2023 le ha entregado 214 millones de euros, destinados, en teoría «a mejorar a la educación y la sanidad en los territorios ocupados». La realidad es que esos fondos no se han estado auditando hasta después de los atentados contra Israel del pasado 7 de octubre. Entonces, el 9 de octubre, la UE anunció que auditaría urgentemente toda la ayuda a Palestina, pero sin congelar los fondos previstos, de otros 700 millones de euros.

En 2022 fue la propia Ursula Von der Leyen, la presidenta de la Comisión Europea, la encargada de anunciar el gasto previsto para 2023 durante una visita oficial a Cisjordania en junio en la que se reunió con el primer ministro palestino, Mohamed Shtayeh. Los fondos habían estado bloqueados desde el año anterior, 2021, por Hungría, que exigía que Palestina cambiara antes de recibirlos libros escolares que alentaban el odio a los judíos. La reforma no se hizo, pero Von derl Leyen escribía un mensaje en Twitter para celebrar que desbloqueaba los fondos.

Estas partidas forman parte de los más de 1.200 millones de euros que ha destinado la Unión Europea a Palestina en los últimos cinco años. La cooperación se entrega a través de tres vías: financiación directa, ayuda al refugiado y ayuda al desarrollo. Mientras que la asignación financiera plurianual para Palestina, el instrumento de la UE para la financiación de la cooperación internacional, asciende a 1.177 millones de euros para el periodo 2021-2024.

De los más de 200 millones de euros europeos que han llegado a Palestina en 2023, España ha proporcionado 48,5. Es casi el triple que en 2022, cuando se entregaron 18 millones. Aunque nuestro país ha regalado 900 millones de euros en las últimas tres décadas a través de la Cooperación Española en Palestina puesta en marcha en 1994. El 32% de esas ayudas han sido gestionadas directamente por ONGs, por lo que se desconoce absolutamente su utilidad.

La ONU, por supuesto, también entrega millones de euros cada año a Palestina. Tan sólo en las últimas semanas, tras las matanzas de judíos por parte de Hamás y la posterior respuesta Israelí, Naciones Unidas ponía en marcha una campaña para movilizar 1.200 millones de dólares para, en teoría, ayudar a 2,7 millones de personas.

Estados Unidos tampoco se libra de su parte: el 7 de octubre el expresidente Donald Trump acusaba a Joe Biden de financiar el último ataque de Hamás contra Israel. Y es que la administración demócrata entregó ayudas a Palestina en 2021 por valor de 200 millones de dólares. En 2022 la cifra se incrementó en 316 millones más, en su gran mayoría destinada a la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo.

Y mientras Occidente riega con miles de millones de dólares a la autoridad palestina, que depende directamente del grupo terrorista Hamás, y la población civil vive cada vez en peores condiciones —la tasa de paro es del 47% y más del 80% de su población subsiste bajo el umbral de la pobreza—, sus líderes poseen fortunas a la altura de los oligarcas rusos o venezolanos. A Jaled Meshal, anterior líder de la organización yihadista, se le calcula una fortuna de 3.000 millones de dólares. Pequeña si la comparamos con la del actual dirigente de Hamás, Mousa Abu Marzook, el cerebro de la última matanza de israelíes, y a quien Israel asegura que le pertenece un patrimonio de 5.000 millones de dólares.

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