La Formación Bruta de Capital Fijo (FBCF) es un concepto macroeconómico utilizado en las cuentas nacionales, como el Sistema Europeo de Cuentas (SEC), que mide la inversión de los bienes de capital de un Estado, es decir, es la suma de lo que invierten las empresas y lo que invierten las Administraciones Públicas en activos fijos.
Se considera FBCF de las Administraciones Públicas la construcción de carreteras, de hospitales, de edificios públicos pagados con los ingresos de dichas administraciones. Si hablamos de la FBCF de las empresas incluimos la creación de plantas de fabricación u otro tipo de inversiones como la maquinaria (desde la agrícola para mejora la recolección de productos hasta los robots de fabricación de piezas para automóviles).
La Formación Bruta de Capital Fijo es una de las variables más importantes del Producto Interior Bruto y uno de los indicadores más importantes de cómo está una economía y de su capacidad para evolucionar, crecer y diversificar riesgo. Sin Formación Bruta de Capital Fijo un país se anquilosa, se para y la única manera de generar riqueza se traslada al mundo de los servicios, donde esta variable es menos necesaria.
La Formación Buta de Capital es sin duda un indicador de la salud económica de un país y España ha dejado de ser un país que considere esta variable como la clave del éxito del futuro y desde 2012 está completamente paralizado e incluso hemos retrocedido ligeramente en nuestra capacidad de invertir y seguimos en el 3% (ocupa el puesto número 23 de los 27 países miembros) y estamos por debajo de la media de la Unión Europea.
El porcentaje medio de los 27 países miembros es de un 3,5% sobre el Producto Interior Bruto. Es increíble que Alemania en 2023 dedicara un 2,7% del PIB a la Inversión en Activos Fijos, lo cual demuestra el parón de un Gobierno socialdemócrata en coalición con los verdes..
Si miramos a los siete magníficos en 2023, vemos que todos ellos son países del antiguo Telón de Acero y que tienen claro que su futuro tiene que pasar por apoyar el desarrollo industrial y tecnológicos de sus países.
Un pequeño país como Estonia dedicó a la FBCF el 6,3% de su PIB, le siguen Croacia, con un 5,4%, Rumanía, con un 5,3%, Hungría, con un 5,1%, y Chequia y Polonia, con un 5,0%.
Entre los grandes de la Unión Europea al que mejor tenemos colocado es a Francia en la mitad de tabla, posición 11, con un 4,3%, Italia en el puesto 21 con un 3,1% y Países Bajos con el puesto 22 con un 3,1%.
Si descontamos a Polonia y a Francia, las otras cuatro grandes potencias de la UE han perdido la orientación inversora, el Pacto Verde les ha desorientado de lo que debe ser la creación de valor para los ciudadanos y los ha convertido en simples marionetas de la idea woke de que la industria europea mata al planeta.