Acaba de publicarse la estadística que todos los meses el Tesoro Público saca sobre la deuda en circulación de la Administración General del Estado, que confirma los peores augurios para lo que queda de año.
Julio suele ser un buen mes a efectos de amortización de deuda, debido a que la recaudación de impuestos en este periodo siempre es buena. El motivo es sencillo: en julio, autónomos y pymes hacen los ingresos de IRPF y de IVA del trimestre anterior.
Esos ingresos extraordinarios permiten al Tesoro Público aprovechar la coyuntura para amortizar deuda, reducir el endeudamiento y practicar las relaciones públicas con los inversores institucionales, vendiendo la idea de que la economía española es capaz de reducir deuda y que la capacidad para generar ingresos va en el carril adecuado.
Pero este año el análisis es negativo, porque el cartucho de las buenas noticias se gastó en mayo cuando anunciaron que en ese mes, uno atípico, el Tesoro había conseguido amortizar deuda en 6.140 millones. Ese cartucho quemado se ha convertido en un boomerang, porque en julio, en lugar de conseguir amortizar 6.868 millones como el año pasado, sólo hemos conseguido amortizar 3.564 millones, un 48% menos de lo que amortizamos el año pasado.
Esta pequeña amortización no es suficiente, ni siquiera habiendo recibido 9.000 millones de Fondos Next Generation, que han ido a la caja común, para ponerse al día y «dejar un colchón» para el cierre de septiembre, que se presentará en noviembre en Bruselas y que va a determinar cómo puede acabar el año con uno de los indicadores más importantes, la deuda.
No olvidemos que el 30 de septiembre, oficialmente, pero sabiendo que no se envía hasta finales de octubre, existe un documento que se llama Notificación de los niveles de déficit y deuda a la Comisión Europea. Este es uno de los informes más breves que se envía, incluida la carátula son 12 páginas, pero lo importante está en la página 2, donde se dan los datos de déficit estimado a cierre del año divido por la diferentes administraciones y la deuda bajo el protocolo de Déficit Excesivo.
Este documento es el que usa Bruselas para, en el mes de marzo, ver qué ha pasado en la realidad.
España, en el documento de marzo, enviado en abril, comunicó que iba a tener un déficit de 45.723 millones y ha enviado a junio un déficit poco creíble de 18.709 millones, al que hay que sumar el de las corporaciones locales, que será muy bajo. Pero el día 19 de agosto sabremos que la deuda PDE, será de 1.620 billones cuando dijimos que en todo el año llegaríamos a 1,629 billones.
O sea que comunicamos a Bruselas que en déficit estamos al 41% pero en deuda estamos al 99%.
Por eso decía al principio del artículo que el resultado del Tesoro es muy malo, porque en julio sólo se va a poder bajar unos 4.000 millones como máximo de la deuda PDE, para quedarnos en 1,616, que se diferenciará muy poco con la de junio y va a hacer poco creíble los datos para cierre del ejercicio.
Pero veamos cómo estamos de deuda a cierre de julio, recordando que le hemos dicho a Bruselas que nos vamos a endeudar en 55.141 millones en todo el año.
En enero tuvimos que endeudarnos en casi 105.000 millones, porque Hacienda, para no superar el déficit contable del 4%, dio oficialmente un 3.67%, y dejó de contabilizar en los últimos meses muchas facturas a la par que dejó de pagar. Por eso en nos endeudamos hasta 104.789 millones para poder salir para adelante y pagar más de 54.000 millones atrasados en pagos.
La diferencia bajó hasta los 94.000 millones y se estabilizó ahí en los meses de febrero, marzo y abril, y en mayo volvió a bajar y ahora la tenemos «estable» en 74.000 millones.
El problema es que ya sólo nos queda un mes de octubre muy bueno en recaudación y meses muy normales en el resto, cuando además en diciembre tenemos que pagar paga doble a pensionistas y empleados públicos.
La noticia de que a cierre de julio estemos en 74.672 millones de deuda en la Administración General es muy mala, pero peor ha sido que sólo la hayamos reducido en 3.600 millones en este mes.