«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Caracas no es Hollywood

A mis cabeceras les pasa con el líder bolivariano como a mí con ellas, que ya no pueden encontrarle creíble.


A Maduro le han organizado un atentado con drones tan cutre que muy pocos creen en él. A mis cabeceras les pasa con el líder bolivariano como a mí con ellas, que ya no pueden encontrarle creíble porque, además de todo, es un pésimo actor o él y su entorno tienen reacciones muy poco convincentes.
Así, el titular contiene las ‘comillas asustantes’ que indican escepticismo: ‘Maduro usa el «atentado» para reforzar el ataque a sus rivales’. Está bien, en cualquier caso, que se vean obligados a reconocer que existen cosas como las ‘falsas banderas’, aunque solo reconozcan aquellas que les interesan.
El primer asunto, sin embargo, es mucho más interesante, porque plantea un dilema que ni en mil años se atreverían a desarrollar: ‘Bruselas teme que la inmigración desate en España el populismo’.
Fíjense qué cosa más curiosa. Bruselas -y con ella, El País– reconoce lo absolutamente obvio: que, a mayor entrada descontrolada de inmigrantes procedentes de culturas distintas y distantes, más probabilidades hay de que la gente vote a esos partidos que quieren controlar la entrada de inmigrantes. El caso italiano está demasiado fresco y es demasiado cercano para negar la obvia conexión.

Pero, al mismo tiempo, todos somos demócratas, ¿cierto? Es decir, partimos de que la gente sabe lo que le conviene. Si esa premisa no es cierta, la democracia carece de sentido. Ahora bien, si la inmigración masiva es esa maravilla que los medios convencionales nos venden a tiempo y a destiempo, ¿por qué la gente habría de votar contra esa bicoca, justo cuando empieza a gozar de sus beneficios?
O la gente es tonta y no sabe lo que le conviene, en cuyo caso lo más sensato sería quitarle el derecho a voto por su propio bien, o la experiencia de la inmigración masiva enseña a la gente que esta no es ni de lejos lo que los medios nos cuentan. Las dos a la vez no pueden ser ciertas.
La foto va para Carolina Marín, a quien desde aquí felicitamos por haber ganado su tercer mundial de Bádminton. El País diluye no poco su triunfo personal al titular: ‘La fuerza del deporte femenino’. Me resulta insufrible ese paternalismo sexista que hace que, cuando gana una competición Paco Sánchez Palomares se presente como una victoria personal de Paco Sánchez Palomares, y cuando gana Carolina Marín, sea ‘el deporte femenino’ el que se sube al podio.
Un montón de militares rodeando a uno que habla en un estrado es la foto de apertura de El Mundo, ‘Maduro jura venganza tras el ‘atentado’. Otros que no se lo creen.
Abajo, una entrevista a la ministra Montón, con el entrecomillado de rigor como titular: «Las menores en riesgo deben poder abortar sin permiso».
Son cosas como esta las que, además de cualquier otra consideración obvia, me hace ver el aborto como el intocable sacramento de la progresía. Me insisten los partidarios en que se trata de un procedimiento médico como otro cualquiera, y luego jamás lo tratan como un procedimiento médico. Imaginen a un ministro de Sanidad declarando: ‘Los menores deben poder operarse sin permiso’.
Abajo, ‘Sánchez copa las empresas públicas con políticos afines’. Ya, y el agua moja y el fuego quema. Eso, como todo, es un arma en el arsenal a utilizar contra los otros; en los propios no es nada malo, al contrario: es justo y necesario. Lo refrescante de la izquierda es su absoluto desparpajo implacable para hacer todo aquello de lo que acusan a sus rivales.
Abre ABC con el momento en que rodean a Maduro con unos extraños protectores de alguna tela especial: ‘Maduro culpa a Colombia de un supuesto atentado con drones’. Nada, que no se lo cree nadie.
‘Y Santi Potros salió como un héroe’, abre La Razón, con foto. Y ya se me ha cortado el desayuno.
 

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