La tensión, cuando se alarga, embota el ánimo e insensibiliza, y al cabo la gente se hace a lo que debería ser una crisis insostenible como a cualquier rutina.
Uno lo advierte en el titular que abre El País: ‘Puigdemont responde con un paso más hacia el referéndum’. Así podríamos pasarnos hasta el 1-O y más allá, pasito a pasito, hasta acabar definiendo España como un Estado con 16 comunidades autónomas y una crisis permanente.
Luis de Guindos dio ayer la campanada -el toque de difuntos- en una entrevista concedida al diario británico Financial Times diciendo, en esencia, que esto se arregla con dinero, con esa altura de miras y apuesta por los valores más sublimes que hemos llegado a dar por supuestas en la derechita española.
Eso es, en suma, premiar al revoltoso, y lo que se premia siempre abunda.
Ese mismo cansancio excusa a medias la vanidosa deserción de ABC, que hoy prefiere mirarse el ombliguito en vez de informar y abre con que ‘El Rey elogia el compromiso de Vocento con el rigor y la verdad’. Vaciada la institución monárquica de cualquiera de sus valores y funciones históricos, el gran mérito de un monarca moderno parece ser poder decir cosas así sin que te dé la risa.
La Razón y El Mundo abren con titulares que, o yo leo muy mal por las mañanas, o suenan positivamente contradictorios.
El Mundo sostiene que ‘Los Mossos ceden al separatismo las calles para acosar a los jueces’, mientras que La Razón titula: ‘Orden a los Mossos de proteger a jueces y fiscales ante el acoso’. Aunque no estrictamente contradictorias, ambas noticias ofrecen un evidente contraste que es perfecto resumen de la confusión reinante.
Todo lo demás, una orgía de rojos y amarillos que, siendo al tiempo los colores de la bandera nacional tanto como de la cuatribarrada, añade confusión visual al conjunto.
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