Es casi de agradecer que la historia no haya permitido que la carrera de Rajoy tenga otro final que este, infamante y ridĂculo, encerrado en un restaurante de postĂn que ha hecho las veces de bĂșnker de BerlĂn.
Rajoy tenĂa que terminar asĂ, encerrado mĂĄs de siete horas en un restaurante mientras en el Congreso se ponĂa en negro sobre blanco la desvergĂŒenza a calzĂłn quitado que gobierna España desde hace dĂ©cadas.
En España gobernarå el hombre que llevó al PSOE al peor resultado electoral de su historia, con el apoyo de quienes ahora mismo estån desafiando abiertamente al Estado. Pero el peligro, no se cansan de repetirnos, estå en los partidos populistas.
‘Populista’, que palabra mĂĄs graciosa. Nos decĂan que los populistas eran esos polĂticos capaces de prometer cualquier cosa con tal de llegar al poder, las mentiras mĂĄs evidentes. No tengo que contarles todas las trolas que nos han metido los autores de este indecente cambalache, Âżverdad?
‘Populista’, si significa algo, significa polĂtico de partido, nada mĂĄs. Pero es de razĂłn que los medios del establishment quieran denostar a los partidos que tratan de deshacerse de los autores del actual patio de Monipodio en que se han convertido los parlamentos occidentales.
El PSOE, mis queridos abecedarianos, es un partido históricamente nefasto. Pero es un partido de izquierdas. Su historia es la que es, no hay que darle vueltas, no engaña mås que a quien se quiere engañar.
Pero el PP se ha aupado al poder con el voto conservador, con el voto de gente que cree en España y en una serie de valores. Y esto es lo que Rajoy y su equipo de miñones se ha pasado alegremente por el forro. Es altamente improbable que el PSOE haya podido traicionar al lector de ABC; pero es casi seguro que el PP lo ha hecho. Con la inestimable ayuda, por cierto, del propio ABC.
‘Rajoy se niega a dimitir y facilita el Gobierno temerario de SĂĄnchez’, interpreta, correctamente, El Mundo. Es casi de agradecer que la historia no haya permitido que la carrera de Rajoy tenga otro final que este, infamante y ridĂculo, encerrado en un restaurante de postĂn que ha hecho las veces de bĂșnker de BerlĂn. Debajo, ‘SĂĄnchez negociarĂĄ con los separatistas: «Hay soluciones polĂticas». Claro que las hay. A Rajoy, que negociĂł con ellos exactamente igual, les suenan bastante.
Y, hablando de Twitter, no puedo despedirme sin recoger el tuit con que @Monolocus define a la perfecciĂłn lo que ha sido el mandato de Rajoy:
-Presidente, bienvenido a la Moncloa. ¿Qué quiere hacer primero?
-Deshacer todas las polĂticas de Rajoy. Quiero todo como lo dejĂł Zapatero.
El secretario cambia de lugar un pisapapeles y dice:
-Hecho. ¿Y ahora qué hacemos?