«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

No era un restaurante, era el búnker de Berlín

Es casi de agradecer que la historia no haya permitido que la carrera de Rajoy tenga otro final que este, infamante y ridículo, encerrado en un restaurante de postín que ha hecho las veces de búnker de Berlín.

Rajoy tenía que terminar así, encerrado más de siete horas en un restaurante mientras en el Congreso se ponía en negro sobre blanco la desvergüenza a calzón quitado que gobierna España desde hace décadas.
La foto preferida, tres de cuatro, es la de Rajoy despidiéndose del Congreso con su eterno rostro de rey pasmado. Es la que, en plano largo, abre El País, que titula: ‘Sánchez se asegura los votos para ser presidente’. No los suyos, querido lector: los de unos representantes que demuestran no representar sino sus propios intereses. Debajo, no deja de tener gracia, ‘La coalición populista cierra un acuerdo de gobierno en Italia’.
En España gobernará el hombre que llevó al PSOE al peor resultado electoral de su historia, con el apoyo de quienes ahora mismo están desafiando abiertamente al Estado. Pero el peligro, no se cansan de repetirnos, está en los partidos populistas.
‘Populista’, que palabra más graciosa. Nos decían que los populistas eran esos políticos capaces de prometer cualquier cosa con tal de llegar al poder, las mentiras más evidentes. No tengo que contarles todas las trolas que nos han metido los autores de este indecente cambalache, ¿verdad?
‘Populista’, si significa algo, significa político de partido, nada más. Pero es de razón que los medios del establishment quieran denostar a los partidos que tratan de deshacerse de los autores del actual patio de Monipodio en que se han convertido los parlamentos occidentales.
ABC se desmarca gráficamente y evita la foto inevitable. Saca a Aitor Esteban hablando por teléfono junto a los escaños de los atrabiliarios diputados con cuyos votos gobernará Sánchez. ‘El PNV alumbra a Frankenstein y Rajoy no dimite’. Luego tienen la avilantez de publicar un editorial, con llamada en primera, titulado: ‘El PSOE vende a España’. Qué típico. Porque, claro, lo que ha hecho Rajoy ha sido alquilarla en leasing.
El PSOE, mis queridos abecedarianos, es un partido históricamente nefasto. Pero es un partido de izquierdas. Su historia es la que es, no hay que darle vueltas, no engaña más que a quien se quiere engañar.
Pero el PP se ha aupado al poder con el voto conservador, con el voto de gente que cree en España y en una serie de valores. Y esto es lo que Rajoy y su equipo de miñones se ha pasado alegremente por el forro. Es altamente improbable que el PSOE haya podido traicionar al lector de ABC; pero es casi seguro que el PP lo ha hecho. Con la inestimable ayuda, por cierto, del propio ABC.

‘Rajoy se niega a dimitir y facilita el Gobierno temerario de Sánchez’, interpreta, correctamente, El Mundo. Es casi de agradecer que la historia no haya permitido que la carrera de Rajoy tenga otro final que este, infamante y ridículo, encerrado en un restaurante de postín que ha hecho las veces de búnker de Berlín. Debajo, ‘Sánchez negociará con los separatistas: «Hay soluciones políticas». Claro que las hay. A Rajoy, que negoció con ellos exactamente igual, les suenan bastante.
‘El caos tumba a Rajoy’, abren los rajoyistas de La Razón. El caos. Ya. Dedican toda la primera, íntegra, al hundimiento de su sueño. Pero no es el siervo mayor que su señor, y sacan a primera el titular y los primeros párrafos de su editorial: ‘No es la dimisión de Rajoy, es la ambición de Sánchez’. El director de esta cabecera enteramente al servicio del PP y dedicada a la gloria de su líder, Francisco Marhuenda, publicó en la red social Twitter una ‘profecía’ que cosechó el pitorreo debido, asegurando que Rajoy iba a dimitir «por patriotismo». En fin.
Y, hablando de Twitter, no puedo despedirme sin recoger el tuit con que @Monolocus define a la perfección lo que ha sido el mandato de Rajoy:
-Presidente, bienvenido a la Moncloa. ¿Qué quiere hacer primero?
-Deshacer todas las políticas de Rajoy. Quiero todo como lo dejó Zapatero.
El secretario cambia de lugar un pisapapeles y dice:
-Hecho. ¿Y ahora qué hacemos?

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