«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Putin

Putin ha arrasado en las elecciones rusas, obteniendo su cuarto mandato. Si esa devoción por la democracia y la voluntad popular que despliegan todos nuestros políticos e intelectuales fuera remotamente auténtica, esa sería la gran noticia, cómo un mandatario puede mantener una popularidad tan alta -más, incluso, entre los jóvenes- después de tanto tiempo en el poder.
Pero eso exigiría revisar y cuestionar la dogmática integral con la que nos bombardean incesantemente, algo que no harán por incontables razones, no siendo en absoluto la única el interés de los dueños de los medios.
Presentar a Putin como un impacable y desalmado tirano y tener luego que informar sobre su abrumadora victoria debe de ser doloroso, así que no queda otra que insinuar juego sucio.

Titular que abre El País: ‘Putin arrasa en Rusia en unas elecciones a su medida’. ¿Qué quiere decir con «elecciones a su medida»? Solo un detalle: que a quien llama «su principal rival», Alexei Navalny, no se presentó por estar inhabilitado tras ser encontrado culpable de corrupción. Por las leyes, ya saben.
Navalny es El Baradei y ese empresario chií cuyo nombre ahora no recuerdo que la prensa gringa y sus miñones jaleaban como favorito para ganar las primeras elecciones libres en Irak. Ninguno de los dos tuvo nada que hacer en las urnas, como suele ser el caso.
El País sabe perfectamente -porque, si no se cree el resultado de las urnas, ahí están las encuestas de las demoscópicas americanas- que Navalny no hubiera tenido nada que hacer, ni de lejos; que sus números se acercan a los del Yabloko, el partido liberal que en mi juventud jaleaban los occidentales porque era el más servil con la ideología reinante en Occidente.

En fin, ya saben: están verdes las uvas.
Es gracioso que abajo pueda leerse: ‘El Congreso acelera la lucha contra las noticias falsas’. Un titular -una iniciativa- maravillosamente orwelliana, porque lo que realmente quieren decir es que se reforzará el monopolio de los grandes medios sobre la información. No esperen que esa ‘lucha’ se dirija contra quienes informaron que Mame Mbaye había muerto perseguido por la policía, ni contra las marramachadas de El País. Es solo un modo de intentar evitar que la gente se entere de lo que está pasando. ¿Telford, alguien?
En la foto, Rosa María Sardà ante un atril de Societat Civil Catalana sobre el titular ‘La Cataluña constitucional exige un Govern con ‘seny’. Reléanlo. Pueden estar total e incluso ardientemente de acuerdo con lo que dicen, pero dudo que sea noticia de primera plana de un diario serio. Es un consigna, una consigna con la que puedo estar de acuerdo -¿algún separatista reconocería que quiere un Govern «sin seny»?-, pero solo una consigna.

ABC abre con una enorme cuatribarrada llevada por un grupo en una manifestación en Barcelona, la enésima y el titular entrecomillado: «El separatismo ha fracasado». Pues bueno, pues vale. Sigan dando noticias, que es muy divertido.
En El Mundo dan estas cosas de un modo más parecido a lo que se supone que debe ser el periodismo, con información y esas cosas: ‘El Govern ocultó datos sobre la inviabilidad de la secesión’. ¿Ven? Esto ya es otra cosa.
Lástima que en su primer titular sigan a la manada: ‘Putin arrasa en las urnas y espolea el nacionalismo’. Uno pensaría que es a la inversa, que el nacionalismo es lo que hace que Putin arrase en las urnas. Xavier Colás, a quien leo siempre con agrado, habla de su «discurso antioccidental», y es absolutamente cierto. Pero con el acoso que sufre Rusia desde hace algún tiempo, sería electoralmente suicida no hacerlo. De hecho, Putin no ha podido tener mejores jefes de campaña que los líderes occidentales.

La derechita en La Razón, naturalmente, gana el concurso de patetismo informativo en este asunto. Con la foto de un Putin que parece gritar órdenes a sus miñones, titula: ‘Todo el poder para Putin en su guerra contra Occidente’.
Su guerra contra Occidente.
SU guerra contra Occidente.
¡Ay, Señor!

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