La nueva directora de El País empieza fuerte. El otro día se estrenó con una editorial que cambiaba radicalmente la postura que ha mantenido el diario sobre (contra) Sánchez durante los últimos años, y hoy nos hace una primera que nos devuelve a todo lo que constituye el núcleo duro del mensaje de nuestro periódico de referencia.
La foto, una imagen conmovedora de un sonriente rescatado del Aquarius con su hija en brazos. Pueden coleccionarlas hasta completar varios álbumes, ya se lo profetizo.
‘El PP financió dos campañas en Valencia de forma «delictiva», la primera en la frente. Inmediatamente debajo, ‘El relevo de Rajoy se hará sin debate ideológico’. ¿Qué debate ideológico? La ideología del PP es la del PSOE, pero más despacio.
Y, abajo del todo, Putin: ‘Putin gana el primer partido del Mundial’.
Lo que sería la noticia principal si el protagonista fuera un presidente americano demócrata, el histórico encuentro de Trump y Kim Jung-un, se da abajo en la columna de la izquierda, insignificante, y con el titular más negativo que se les ha podido ocurrir, gracioso de puro evidente: ‘La reunión de Trump saca a Kim del aislamiento’.
Los ‘rescatados’ del Aquarius son la foto de ABC, en plano más largo, menos conmovedora. ‘España se ofrece para acoger a los 629 inmigrantes del Aquarius’.
En general, ABC está en el bloque de los que, cada vez que Puigdemont o Torra usan Cataluña como sujeto de un verbo de volición, denuncian el abuso y recuerdan que ‘no toda Cataluña’. Pero esta súbita y personalísima decisión de Sánchez supone que «España se ofrece». Vale.
En El Mundo, una voluntaria de Médicos sin Fronteras explica algo a los recatados en el Aquarius, encima del titular: ‘Salvini canta ‘victoria’ tras acoger Sánchez el barco de inmigrantes’. Aquí, ¿ven?, no es España, sino Sánchez.
En La Razón, más rescatados, y el titular que recuerda que, esta vez, el gesto solidario le podría salir gratis a Sánchez: ‘SOS: El traslado del «Aquarius» hasta España es «inseguro».
En general, el despliegue de superioridad moral de nuestro país sobre Italia lo domina todo. Los medios viven un éxtasis, una borrachera de bondad que olvida el hecho de que en Italia han entrado de estos 700.000 en dos años, y que ahora nos toca a nosotros. Cuando alcancemos ese número, si mantenemos este grado de solidaridad autosatisfecha, seré el primero en felicitarme de la superioridad moral de mis compatriotas.