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«Dicen que esto es culpa de Bruselas, ¿pero quién estaba allí dándole al botón verde?»

SOS Rural: «No se puede producir en verde con números rojos»

Protestas de agricultores. Europa Press

Todo comenzó con un mensaje de WhatsApp. «El campo se muere«. El hastío de los agricultores, ganaderos y pescadores españoles, que han visto cómo sus colegas europeos han sacado a las calles sus tractores en protesta por una legislación europea que lleva ya demasiados años obligándoles a reducir sus producciones y más aún sus beneficios, se contagió rápidamente de teléfono a teléfono.

SOS Rural cogió el recado y desde el inicio respalda las movilizaciones a la vez que promueve iniciativas ciudadanas en España y en Europa con el deseo de que, algún día, pueda corregirse una senda peligrosa que se antoja irreversible. Su portavoz, Natalia Corbalán, señala en esta entrevista con LA GACETA a los culpables de que cada día sea más difícil preparar una ensalada que no sea marroquí. Asegura que no es sólo Bruselas, también lo es el Gobierno de España, así como los Ejecutivos autonómicos y los partidos mayoritarios que, durante años, han asumido las imposiciones europeas mientras abrían sus fronteras a la competencia desleal, y a los fitosanitarios.

¿Estáis satisfechos con el seguimiento que están teniendo las protestas?

Estábamos viendo que era cuestión de días que este sentimiento irrumpiese en España, hay un sentir generalizado en Europa. El contagio era completamente lógico. El campo ha despertado, ha roto cadenas, estamos hartos de todo y vamos a salir a la calle.

Competencia desleal, Agenda 2030, carga burocrática… ¿qué es lo que más preocupa al campo?

Es que has dicho lo macro, que lo engloba todo. Todos los problemas que tiene ahora mismo el campo vienen de unas políticas que se diseñan en Bruselas, pero sobre las que los gobiernos nacionales y los parlamentos autonómicos tienen mucho margen de maniobra para asumirlas a pies juntillas, matizarlas o no llevarlas al extremo. Cuando el ministro de Agricultura, Luis Planas, dice que esto es un problema de Bruselas, hay que decirle que no, algo tendrá que hacer él. Bruselas la componen los 27 gobiernos de las 27 naciones europeas, algo tendrán que decir más que asumir estas premisas, esos mantras fundamentalistas llenos de sesgos que, con la coartada del medioambiente, quieren aniquilar a un tejido productivo, que es el sector primario. Todo viene de ahí.

Desde hace años se tiende a culpar a los agricultores, pescadores y ganaderos de los males que afectan al medioambiente, sobre todo a estos últimos. ¿En realidad les preocupa?

Esa es la pena. Estas políticas han enfrentado al mundo urbano con el mundo rural. Han hecho percibir a agricultores y ganaderos como esquilmadores de recursos naturales cuando son los primeros ecologistas del planeta, porque el medio en el que desarrollan su actividad es el medioambiente, entonces lo cuidan más que nadie. Hoy un campo de placas solares se percibe como algo mucho más sostenible que un campo de limoneros. Y esas políticas no son nuevas, llevan mucho tiempo. El Green Deal Europeo, la Granja a la Mesa, la Agenda 2030… SOS Rural no pide que se deroguen esas normas, pero queremos que se revisen y que no se utilicen como coartada para otras finalidades, entre las que se encuentra acabar con el sector primario y deslocalizar la producción a terceros países.

¿Es ese el objetivo final? ¿Que ocurra con el sector primario lo que ya ha pasado con otros sectores en Europa, como el Industrial?

Así es. Se está aplicando una política verde completamente radical, la mayoría de veces carente de base científica, pero que se ha abanderado del concepto de sostenibilidad. Ahora en vez de producir lechugas hay que producir energía solar porque es mucho más sostenible. No nos engañen, lo que están defendiendo es un negocio que a quien lo promueve le va a dar muchos más beneficios económicos que lo que yo produzco porque ya tiene un acuerdo con un país tercero que va a producir lo mismo que yo, pero más barato y en unas condiciones mucho más inseguras para la población. Eso es lo que está promoviendo Europa con la permisividad y la aquiescencia del Gobierno de España y del resto de gobiernos, también de parlamentos autonómicos que están legislando en contra de agricultores y ganaderos.

¿A quién se refiere cuando habla de parlamentos autonómicos?

Yo le estoy hablando desde Murcia, conozco muy bien lo que está pasando aquí. Aquí hay un marco regulatorio desde hace seis años, es la agricultura más asfixiada burocráticamente de la Unión Europea. El Gobierno regional tiene una ley, que es la Ley 3/2020, la mal llamada Ley de Recuperación y Protección del Mar Menor, que se aprobó en 2020 y que consigna un uso monopolístico de las tierras, donde no se puede cultivar porque supuestamente contamina, para la instalación de fotovoltaicas. Eso es una ley regional, eso no lo ha aprobado el Parlamento Europeo, lo ha aprobado el Gobierno del señor Fernando López Miras. Aquí hay tres fases o tres estadios de responsabilidad, que no echen balones fuera.

Las protestas están teniendo mucho éxito, ¿se han puesto en contacto con SOS Rural durante estos días desde alguno de estos gobiernos a los que se refiere?

No, no hemos tenido interlocución con nadie. Tenemos los brazos abiertos a que nos llame quien considere que podemos tener una interpelación positiva. Ellos hablan con quienes se sientan en las mesas ahora mismo, que son ASAJA, UPA y COAG, los sindicatos que están reconocidos por el Gobierno. Nosotros somos un movimiento civil, social, que nace del mundo rural. El Gobierno ahora mismo no nos está llamando, pero ya nos llamará porque esto acaba de empezar. Desde aquí hago un llamamiento al ministro a que nos llame y nos sentemos a hablar.

Os presentáis como un movimiento apartidista.

Somos completamente apartidistas, lo repetiré hasta la saciedad. La mayor prueba es que somos autofinanciados, no recibimos ni un euro de ninguna Administración. No hacemos política, venimos a defender al mundo rural, a todas las actividades que lo integran, no sólo al sector primario. Queremos cambiar políticas, no políticos. Queremos que el ruido de los tractores se transforme en un instrumento que se pueda canalizar para que esos cambios que estamos reclamando se puedan materializar y se hagan realidad. Hemos puesto en marcha una Iniciativa Ciudadana Europea, que aprobó la Comisión Europea el 24 de enero y para la que tenemos que recoger un millón de firmas. Además, el 29 de enero se presentó en el Congreso una Iniciativa Legislativa Popular para la que necesitamos recoger 500.000 firmas para que la Cámara Baja saque una ley que proteja a las tierras de regadío y que se libren de la especulación energética que están sufriendo. El ministro dijo en marzo que quería blindar los terrenos de regadío en un 23% para que no hubiese especulación con las energéticas. Eso es lo que estamos promoviendo, aparte de un decálogo de medidas que se va a hacer público la semana que viene con todo lo que son nuestras reclamaciones.

Sin embargo, os han acusado de ser de «ultraderecha».

No se puede hacer utilización política de algo tan importante como es nuestra alimentación, una cuestión estratégica en la que deberían ponerse de acuerdo todos los partidos porque nos va la vida en ello. Necesitamos al agricultor tres veces al día, todos comemos, políticos y no políticos. No podemos vivir sin sustento. Nueve millones de ciudadanos viven del mundo rural en España, representan el 9% del PIB, no pueden ser todos de ultraderecha. El sentir europeo en general es de ultraderecha. ¿Alguien se lo cree?

Lo que sí es cierto es que hasta ahora los partidos mayoritarios, como PSOE y PP, han respaldado este tipo de medidas, como puede ser la Agenda 2030 u otras políticas medioambientales que han venido desde Bruselas…

Es que las han votado ellos. Cuando se debatió en el Parlamento, en la Comisión Europea, votaron a favor. Ahora dicen que esto es de Bruselas, ¿pero quién estaba allí dándole al botón verde? Ustedes, señores, ¿y no sabían las consecuencias que esto iba a tener? Ahora no pueden tirar balones fuera. Asuman su responsabilidad, pónganse a trabajar para revertir esta situación en la medida de lo posible. Lo que en el campo se destruye no se vuelve a poner en producción, las hectáreas que cambian a placas solares no vuelven a ponerse productivas. Eso es una pérdida patrimonial irreparable para todos. Así que, ojo con lo que sufre el campo, porque lo que hemos perdido ya, no se vuelve a recuperar. Vamos a no seguir perdiendo. Ya no digo ganar, vamos a conservar lo poquito que tenemos.

SOS Rural señala a otro culpable, Marruecos. Asegura que, de seguir así, en un corto periodo de tiempo nuestra alimentación dependerá del reino alauí.

Lo estamos viendo en el caso específico del tomate y está sucediendo con la patata y con la cebolla también. Las importaciones de tomate marroquí se han incrementado en un 52% desde 2013 hasta 2022, pasando de 365.000 toneladas a 557.000, casi 200.000 toneladas más. Turquía también se ha cuadruplicado en un periodo similar, han pasado de 50.800 toneladas en 2014 a 185.700 en 2022. Son datos del Observatorio de Tomate de la Unión Europea a finales de 2023, no me los estoy inventando. En el año 2035 la previsión es que España será un país importador neto de tomate, es decir, el reino alauí nos va a decir qué vamos a comer en nuestras ensaladas, a qué precio vamos a tener los tomates y con qué sustancias van a venir. El Gobierno de España dio en 2022 a Marruecos 115 millones de euros en un plan de vecindad meridional para favorecer su agricultura ecológica. Esto no es de recibo. Yo no digo que no se ayude a países vecinos que están en vías de desarrollo, pero no le hagan la jugarreta a sus agricultores. El tema de Marruecos es flagrante: su gobierno subvenciona el tomate con entre el 50 y el 70% de su valor, les está dando a sus agricultores entre 3.600 euros y 6.300 euros por hectárea. Con eso no se puede competir. Permiten condiciones laborales abusivas y costes salariales muy inferiores. ¿Cómo van a poder producir nuestros agricultores a esos precio? Es imposible.

Un futuro competidor puede ser Iberoamérica, ¿con qué ojos veis un posible acuerdo Mercosur?

Con los mismos. Esa política de importaciones tiene que ser revisada urgentemente. No se trata de no dejar entrar nada de fuera, se trata de hacerlo con cabeza, con condiciones espejo. Hay muchas políticas micro que se pueden ir revisando y eso es lo que nosotros pedimos, que ese tipo de acuerdos no sirvan para aniquilar a nuestros productores, que es lo que están haciendo para entregar sus tierras a otro negocio que está aflorando y que seguramente dará pingües beneficios a quien esté detrás, que son los grandes fondos buitre. Nos han vendido que una superficie de placas solares es mucho más sostenible que un campo de lechugas y eso está inoculado en la mente del ciudadano urbano, y es un peligro porque nos puede dejar sin alimentos.

¿Tenéis algún plan establecido de qué hacer a partir de ahora, hasta cuándo seguir con las protestas?

Nosotros no hemos convocado las protestas, nosotros las apoyamos, como no podía ser de otra manera, pero todo se ha convocado de forma espontánea, en grupos de WhatsApp y de Telegram. Era muy fácil: uno tocaba la trompeta y en un momento había un grupo de mil personas porque el descontento es generalizado. Lo que vaya a pasar no lo sabemos. El transporte y los taxistas han anunciado que se unen a partir del sábado. El tomate que entra de Marruecos se transporta en camiones marroquís, con lo cual el transporte nacional también se está quedando sin trabajo. Los camiones en este país no transportan microchips, esto no es Palo Alto, esto es España, somos la cuarta potencia agrícola de la Unión Europea.

Entiendo que tenéis ganas de seguir hasta que por lo menos os den alguna solución.

A nadie le gusta estar en la calle, a la gente le gusta trabajar y estar en su casa. La gente no sale si no tiene una necesidad y el agricultor no lo hace si no es porque está al límite. A mí me gustaría sinceramente que quien tiene que escucharles, el ministro, se siente a hablar con los representantes, de cada provincia, y que recoja al menos el sentir y a partir de ahí se ponga a trabajar. Habrá políticas que se puedan cambiar con el tiempo pero lo mínimo es escuchar. Yo me ofrezco como interlocutora para poder echar una mano y que el ruido de los tractores se transforme en ese cambio de políticas que tanto urgen en el sector primario.

Gracias, Natalia.

Gracias a vosotros, sin los medios no somos nada, necesitamos altavoces. No queremos una alimentación para ricos, queremos comer sano a precios justos. Yo no quiero comer las ensaladas de Marruecos, quiero comer producto local, nos va la vida en ello. No se puede producir en verde con números rojos, es muy sencillo.

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