Los vecinos reponen la Cruz y demuestran que el símbolo de victoria ante la muerte y el pecado siempre triunfa.
El Ayuntamiento de Callosa de Segura (Alicante), presidido por el socialista Fran Maciá -apoyado por IU y Podemos-, retiró el pasado lunes con nocturnidad y alevosía, y con risas, burlas y el himno republicano, la Cruz en memoria de los 81 asesinados por el Frente Popular, entre ellos dos sacerdotes.
Lo hizo de forma ilegal, como demuestra el auto de la sección primera de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana. La Justicia decretó conceder medidas cautelares a la Plataforma en Defensa de la Cruz de Callosa de Segura y ordenó al Ayuntamiento el cese inmediato de la ejecución de los trabajos de destrucción y/o retirada del símbolo.
Los vecinos, que custodiaron con coraje durante 400 días la Cruz, ya la han repuesto. Lo han hecho de forma humilde, pero con un valor moral de dimensiones incalculables. Han demostrado que el símbolo de victoria ante la muerte y el pecado siempre triunfa, y que el amor por la Cruz vence al odio de los que pretenden borrar casi 80 años de historia y de los cristianófobos que no respetan la fe y las convicciones más profundas de la mayoría de los callosinos.
Mientras tanto, animan a participar en oraciones y en el rezo del Angelus y esperan que la Justicia restituya la Cruz blanca, impoluta, en la que muchos se fotografiaron en momentos importantes de sus vidas y a la que casi todos miran en los momentos de desgarro absoluto. Solo quieren recordar en paz a sus familiares asesinados -por creer en Dios y/o por ser de derechas- por los abuelos de los que ahora quieren imponer la «desmemoria histórica», una memoria hemipléjica que divide entre españoles buenos y malos como si en los dos bandos que combatieron en la Guerra Civil no hubiera habido actos heroicos y actos deleznables.
Su arrojo y valentía les hacen merecedores de la ovación de La Gaceta de esta semana
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