El Gobierno de Pedro Sánchez está ofreciendo a los inmigrantes de la flotilla del Aquarius que están desembarcando en el puerto de Valencia un permiso de estancia de 45 días en territorio nacional.
De los 630 inmigrantes (130 de ellos menores) que se dirigían a Valencia a bordo de tres barcos, los primeros en llegar al puerto han sido los 274 ocupantes de la patrullera de la guardia costera italiana Dattilo, que ha entrado en la bocana a las 6:30 horas ante la expectación de numerosos medios de comunicación.
Una vez atracada, se ha puesto en marcha el protocolo establecido dentro de la operación «Esperanza Mediterráneo» y ha subido al buque personal de sanidad exterior, que ha llevado a cabo un primer triaje de los 182 hombres, 32 mujeres y 60 menores no acompañados que viajaban a bordo, tras lo cual ha comenzado el desembarco por grupos.
Un hombre de 29 años de Sudán del Sur ha sido el primer inmigrante que ha completado el circuito previsto por el dispositivo de atención, dentro de un protocolo en el que se ha remitido a hospitales a las mujeres embarazadas y a menores con patologías, y el resto a un centro en Cheste (Valencia).
El personal médico que les ha atendido ha detectado un mayor número de patologías que las esperadas, lo que ha ralentizado un poco el proceso, aunque en general son leves y causadas por los días de hacinamiento, escoriaciones, quemaduras por el contacto del fuel de las embarcaciones con el agua del mar y malestar en general.
No obstante, desde Cruz Roja han asegurado que el estado general de los inmigrantes es «bueno» y «aceptable» para los días que han estado de travesía, y han insistido en que han llegado «animados, sonrientes y tranquilos», aunque «cansados».
Cuatro horas después de la llegada del Dattilo ha entrado en el puerto de Valencia el Aquarius, con 106 inmigrantes a bordo (51 mujeres, 45 hombres y diez menores de edad) tras ser escoltado hasta la bocana por el barco humanitario Open Arms.
En él viajaban los inmigrantes más vulnerables: seis mujeres embarazadas, una decena de niños y una veintena de personas con quemaduras provocadas por la mezcla del fuel de las embarcaciones y el agua de mar.
El Aquarius ha atracado justo detrás del Dattilo -más alejado de las cámaras de los medios de comunicación, con la intención de proteger a estos inmigrantes- y se ha dado comienzo al mismo proceso de atención que con el buque anterior.
La llegada de los 630 inmigrantes de la flota del Aquarius se completa con el atraque del buque de la Marina italiana Orione, donde viajan 250 personas, de las que 228 son hombres y 22 menores de edad no acompañados.
A partir de ahora, los inmigrantes disponen de un permiso de 45 días de entrada extraordinaria por razones humanitarias en territorio nacional, un plazo tras el cual deberán regularizarse mediante la solicitud de asilo o residencia, según regula la Ley de Extranjería, ha anunciado un responsable de la Comisaría de Extranjería de la Policía.
Este sábado, el ministro de Fomento, el valenciano José Luis Ábalos -que visita hoy el puerto y comprueba el estado del dispositivo extraordinario-, aseguró que los 630 inmigrantes tendrán una autorización especial de un mes, pero a partir de ahí se les tratará con la legalidad en la mano, «sin excepciones».
Quiso así dejar claro que el Gobierno no puede hacer «otra cosa», aunque el jueves el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, dijo que la ley posibilita un trato específico para casos como el del Aquarius.
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