«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
El ministro de Cultura declaró que uno de sus objetivos es la «revisión» de museos

El derribo de la Historia y de las glorias españolas, otra obsesión de la izquierda para destruir la nación

El ministro de Cultura, Ernest Urtasun, y el ministro de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños. Europa Press

La deconstrucción de España no se limita a la subversión del Derecho y la Constitución, la fragmentación del país mediante las comunidades autónomas y la sustitución de población. En este proyecto, se incluye el derribo de la Historia, las glorias y las tradiciones españolas en toda la educación, los libros y el espacio público, con la finalidad de que los españoles y los inmigrantes que vienen a España sientan asco por la nación de la forman parte o que les acoge.

El más destacado ejecutor visible de este último aspecto es el funcionario español Ernest Urtasun, nieto de falangista navarro y de comunistas catalanes, y miembro de la coalición de extrema izquierda Sumar. Como ministro de Cultura declaró que uno de sus objetivos es la «revisión» de museos como el de América y el Arqueológico Nacional para «superar un marco colonial o anclado en inercias de género o etnocéntricas». Por ahora, se han modificado 200 cartelas de los fondos exhibidos.

La izquierda española carece de pensamiento original hasta el punto de haber copiado este movimiento culpabilizador del hombre blanco de Estados Unidos, de donde salió con destino a Francia y otros países europeos que practicaron el colonialismo en los siglos XIX y XX. La evolución de las ideas progresistas ha pasado de despreciar a los indígenas africanos, asiáticos y sudamericanos, hasta el punto de aceptar su exterminio en aras al dios progreso, a despreciar a sus propios pueblos. El resumen es que los únicos civilizados son los izquierdistas.

Prueba de la degradación de esa izquierda es que la de hace noventa años no había alcanzado el mismo grado de odio contra su ser nacional. Durante la Segunda República, se siguió celebrando el Día de la Raza, con desfiles y con participación de las autoridades políticas, incluso en Barcelona. Y una vez comenzada la guerra civil, los gobiernos del Frente Popular, encontraron tiempo, entre pérdidas de territorio, derrotas militares, peleas entre los partidos y exterminio de prisioneros en la retaguardia, para conmemorar el Descubrimiento, siquiera en el papel oficial.

La Gaceta de la República publicó en su edición del 12 de octubre de 1937 un decreto del Ministerio de Instrucción Pública, en cuyo texto primero se elogiaba, primero, «la grandeza de aquel pueblo que fue nuestro y se hizo de todos, y que en un impulso eminentemente colectivo dio vida y universalidad al Nuevo Mundo», y luego se ordenaba la fundación en Madrid de «un Museo de Indias, en el que tendrán cabida todos los materiales arqueológicos, históricos y artísticos, originales y reproducidos, procedentes de América y antiguas posesiones españolas de ultramar, y tanto de la época precolombina como de la colonial», que abarcaría Filipinas.

La formación de los fondos provendría de aportaciones del Museo Arqueológico Nacional (que el año anterior sicarios del Frente Popular habían saqueado para apoderarse de sus colecciones numismáticas), de la Biblioteca Nacional y de «la colaboración de los Gobiernos Iberoamericanos, siempre dispuestos a contribuir a toda obra generosa». Repárese en que el decreto dice «Iberoamericanos», no Latinoamericanos.

La justificación para este Museo de Indias, que incluiría una Biblioteca de Indias, se encontraba, en la petición hecha por el XXVI congreso internacional de americanistas celebrado en 1935 en Salamanca.

El proyecto lo hizo realidad, como tantos otros secularmente postergados en España, el régimen franquista. En 1941 otro decreto, de 17 de abril, firmado por el jefe del Estado y el ministro de Educación, fundó el Museo de América, el cual «debe servir de aliento a los españoles en cada instante, con el testimonio de tantos hechos extraordinarios y dar justa satisfacción a los pueblos americanos, estudiando y valorando sus culturas”.

El Museo de América tuvo su primera sede en el Museo Arqueológico Nacional. En los años 60 se construyó un edificio exclusivo en la Ciudad Universitaria que se inauguró en 1965. Después de unas largas obras de remodelación, esta institución recoge unos 25.000 objetos en sus 17.400 metros cuadrados.

El presidente Sánchez y el ministro Urtasun podrían atribuir a su nuevo Frente Popular la fundación del Museo de América, pero no lo harán, porque ellos, a diferencia de sus predecesores, están empeñados en la destrucción de España. Es la orden que han recibido de sus amos, que no son los ciudadanos españoles.

TEMAS |
+ en
Fondo newsletter