El consejero de Acción Exterior y Unión Europea de la Generalidad de Cataluña, Jaume Duch, aprovechó la conmemoración de la Diada en Bruselas el pasado jueves para aportar más detalles sobre el cambio de rumbo en la política exterior del nuevo gobierno socialista.
Así, entre otras medidas y para impulsar el uso del catalán a nivel internacional, la consejería de Exteriores se propone reforzar las delegaciones catalanas en el extranjero, conocidas como «embajadas«. Estas oficinas, que anteriormente se centraban en criticar la «represión» española y justificar la secesión, suman 21 sedes en más de 70 países. En los últimos años, su presupuesto ha crecido significativamente: de 15 millones de euros en 2022 a los 19 millones de este 2024.
El coste de estas «embajadas» es considerable. El salario base de los delegados asciende a 92.000 euros anuales, superando en 2.000 euros el sueldo del presidente del Gobierno. Además, los gastos de alquiler de algunas sedes son elevados. Por ejemplo, la oficina de Bruselas, la más grande, tiene un coste de 872.935 euros. En Estados Unidos, la sede en Washington está ubicada a sólo 1.100 metros de la Casa Blanca, mientras que la oficina en Nueva York se encuentra en el prestigioso edificio Rockefeller Plaza. La Generalidad, sin embargo, ha sido poco transparente respecto a los gastos específicos, y muchas actividades de estas delegaciones no han sido justificadas.
Lo anunciado ahora por Duch no es una sorpresa; el acuerdo entre PSOE y ERC sobre el cupo catalán ya contemplaba la expansión de estas oficinas como un incremento en el número de funcionarios destinados a la Acción Exterior catalana.