El título encaja como anillo al dedo: El gran engaño. ¿Por qué el famoso proceso catalán qué fue? Pues eso, un gran engaño. Ahora los amigos de Terra Ignota (Jürgen, Javi, Pepe, Ike, Pirata y Getro) han decidido ponerlo de manifiesto con un documental que tendrán colgado en su canal de YouTube a partir del 1 de diciembre.
Éste sábado hubo preestreno en Barcelona. El colega Miquel Giménez y yo tuvimos el placer —casi diría el honor— de participar en el debate posterior. Tras las pegas puestas por una sala de cine fue en un hotel. Pero, mucho mejor, porque la sala quedó desbordada. Debió correr la noticia. Como dijo Raúl, más conocido como Pirata, han sido 18 meses de trabajo, 23 invitados, 40.000 kilómetros y «muchos bocatas de mortadela».
Hay que darles las gracias, pues, a los que se han atrevido a dar la cara: Javier Santamarta, Jordi Canal Joaquín Rivera Chamorro, Óscar Uceda, Marcelo Gullo, Jano García, Santiago Armesilla, Gonzalo Rodríguez, Francesc de Carreras, Albert Soler, Miquel Giménez, Javier Torrox, Alejo Vidal-Quadras, Jaime Mayor Oreja, Joaquín Leguina, Ignacio Buqueras, Pau Guix, Albert Guivernau, Julia Calvet, Andrea Llopart, Carlos Vegas, Aaron Rivero Carmen de Rivera y el que firma esta columna. También a Miguel, que tuvo la idea, y a los de Nexos.
Como dice Javier Santamarta: «Cataluña tiene un problema consigo misma». Mientras que Mayor Oreja afirma, respecto a la Transición, que «es muy fácil criticar lo que se hizo entonces«. Coincido plenamente. Muchos de los que la critican ni siquiera habían nacido.
Miquel Giménez afirma, por su parte, que «la cúpula del PSC era toda de buena familia». Y Albert Soler que «el trabajo del periodista es decir la verdad». Máxima que se ha olvidado, con frecuencia, en Cataluña.
No les pongo más frases para que, cuando lo estrenen, lo vean. Son más de tres horas de documental repartidas en tres capítulos. Los especialistas tendrán que consultarlo en el futuro cuando quieran describir lo que les pasó a los catalanes —o a una parte de los catalanes— en los albores de este siglo.
Pero sí que voy a terminar con una frase que dijo en el acto el citado Miquel Giménez: «Los empresarios y los medios de comunicación también son responsables del proceso».
Yo creo que hasta se quedó corto porque había también intelectuales, historiadores, escritores, economistas y un largo etcétera metidos en el ajo.
Siempre lo he dicho: la clase dirigente del proceso —las 3.000 familias o más que han vivido del cuento: es imposible cuantificarlo— fue política y mediática: unos conducían la máquina de vapor. Otros echaban leña al fuego. Cataluña ha quedado maltrecha. Y lo peor de todo es que nadie ha pedido perdón.