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En sus encuestas prima desde 2019 la sobreestimación del bipartidismo

El método GAD3 (II): una encuesta diaria no es demoscopia, sino propaganda de guerra

El presidente de GAD3, Narciso Michavila. Instagram

Una encuesta diaria no es demoscopia, sino propaganda de guerra. Narciso Michavila ha completado su tournée electoral por los platós, radios y periódicos de toda España ignorando que iba desnudo. Nadie, salvo escasas excepciones ajenas a esos grandes medios, se atrevió a decir que el rey de la demoscopia no llevaba ropajes, que sus malos cálculos —perdonables si no fueran siempre en el mismo sentido— iban acompañados de mensajes que parecían eslóganes de campaña: 

-«Si la campaña sigue así lo que es una marea azul va a terminar siendo un tsunami azul«. 

-«El PP seguro tiene ya más de 150 diputados pero es que día a día no para de crecer».

-«La concentración del voto del centroderecha en torno al voto útil del PP es lo que a mí me permite seguir diciendo lo que vengo diciendo desde enero: que Pedro Sánchez abandona la Moncloa el 24 de julio». 

-«La derecha tiene muy fácil optimizar y llegar a los 160 del PP«.

La realidad es que el gurú predilecto del PP ha vuelto a fallar en sus predicciones y eso no es noticia, aunque nunca como hasta ahora sus errores han sido tan evidentes para el gran público. Feijoo se fio de él hasta el punto de convertirlo, de facto, en el jefe de una campaña condicionada por la certeza de que los sondeos de Gad3 eran la verdad revelada. Quizá eso explique la renuncia al debate a cuatro, un lujo que ningún candidato puede permitirse ni aunque sufra lumbalgia electoral

Este verano azul del PP desató un microclima de euforia en Génova, confiado en que los pronósticos de Gad3 iban a misa —y no sólo por sus frecuentes apariciones en COPE y 13TV—. Así, Feijoo y Sémper eran incapaces de disimular su triunfalismo. El primero dijo en El Hormiguero que su partido estaba a 20-30 escaños de la mayoría absoluta mientras que el segundo aseguró en una entrevista el 17 de julio que podrían superar los 160 escaños. 

Sin embargo, lo más importante del asunto no son los desatinos de Michavila, sino su voluntad de influir. ¿A qué si no obedece que ABC le publicase un tracking diario desde el 2 al 17 de julio? ¿Cuántas entrevistas ha concedido Narciso Michavila durante esta campaña electoral? Que haya tenido tantas apariciones como un candidato al Gobierno revela que su rol en los medios no es el de sociólogo sino el de actor político.

Pero esta querencia a opinar no es nueva. El 11 de marzo de 2019, en plena precampaña de las generales de abril y poco después de que VOX irrumpiera en el parlamento andaluz, Michavila describía así a los chavales que acudían a los actos de Abascal: «Los jóvenes de VOX se creen que salvan España por irse de cañas cantando el himno de la legión». Auténtico método Michavila.

Es curioso que tras la negativa de Feijoo a acudir al debate televisivo con Sánchez, Abascal y Díaz, se multiplicaran las voces exigiendo una ley que regule la obligación de los candidatos a participar en esos debates. Mucho menos se habla de la influencia de las casas demoscópicas en el voto, de su funcionamiento no para pulsar la opinión pública, sino para arrastrarla hacia determinados partidos. ¿Acaso no se podría limitar por ley su constante bombardeo? ¿Qué sentido tiene hacer una encuesta diaria si no es como artefacto de propaganda política?

Desde 2019 las encuestas de Gad3 repiten un patrón: sobreestimación del bipartidismo y, en particular, del PP. Los sondeos publicados en febrero, marzo y abril de 2019 (sobre las elecciones generales de esa primavera) situaban al PP en el 23,2%, 22,1%, 21,9%, 20,9%, 21% y 20,1%. El resultado final fue muy diferente: 16,7%. 

La cosa ha empeorado en la última campaña. Gad3 publicó su último sondeo el 14 de julio asegurando que el PP alcanzaría el 37,2% de los votos y entre 149 y 154 escaños. Las urnas le desmintieron: el PP se quedó en un 33,05% y 136 escaños. O sea, cuatro puntos menos de lo pronosticado. «Cuando una encuesta falla, y fallar es irse más de dos puntos, quien miente no es el votante, es el responsable de la encuesta». Así de rotundo se mostró el propio Narciso Michavila el 14 de abril de 2019 en una entrevista concedida a Eldiario.es. Aplicando la misma lógica convendremos en que cuando una empresa demoscópica no refleja la realidad entonces se llama propaganda

Desde luego, la propaganda es cada vez más intensa durante la campaña y después de ella. El objetivo, como el de los aviones nacionales que lanzaban pan y octavillas en Barcelona al final de la guerra civil, es el de influir en el estado de ánimo de la población. Dice el historiador Jesús Palacios que los medios de comunicación están trasladando a la sociedad que estas elecciones las han ganado las izquierdas, un clima parecido al generado tras las municipales de abril de 1931. Entonces, a pesar de que las candidaturas monárquicas obtuvieron más votos que las republicanas, la izquierda aprovechó su mayoría en las grandes ciudades para salir a la calle y convertir unas sencillas elecciones municipales en un referéndum sobre la forma de Estado. No hace falta recordar que aquello acabó con Alfonso XIII camino del exilio.

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