El expresidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, vendió entre marzo y mayo de 2007 3,5 millones de onzas troy porque consideraba que «ya no era rentable» conservar grandes cantidades de oro en las reservas del Banco de España. La decisión fue impulsada por su ministro de Economía y Hacienda, Pedro Solbes, quien justificó la operación como una estrategia para mejorar el rendimiento de los activos del Estado.
Lejos de quedarse ahí, apenas dos meses después, en julio del mismo año, el Ejecutivo volvió a autorizar la venta de otras 800.000 onzas troy, lo que elevó el total liquidado a 4,3 millones. Esa maniobra supuso reducir en casi un tercio (un 32 %) las reservas de oro nacionales, que pasaron de 13,4 a 9,1 millones de onzas en apenas cuatro meses.
La medida no tardó en levantar ampollas. Solbes tuvo que comparecer ante el Senado para explicar los motivos detrás de la venta masiva del metal precioso. Ante las críticas, insistió en que el oro había dejado de ser una inversión eficaz y que su utilidad como reserva monetaria estaba «desapareciendo». Para él, era más sensato diversificar las inversiones del Banco de España en activos con mayor rentabilidad esperada.
Sin embargo, poco después, la realidad contradijo aquel diagnóstico. En 2008 estalló la crisis financiera mundial, lo que disparó el interés por el oro como activo refugio. Su cotización comenzó una escalada imparable y, para 2011, apenas cuatro años después de aquellas polémicas ventas, su precio casi se había triplicado respecto al valor por el que fue liquidado por el Gobierno español.
Aunque nunca se hicieron públicos los ingresos exactos de la operación, los cálculos estiman que, al precio medio del oro en 2007, el Banco de España habría recibido en torno a 2.150 millones de euros por esas ventas. Hoy, ese mismo volumen de oro estaría valorado en unos 12.685 millones de euros, tras alcanzar esta semana una cotización récord de 3.357,78 dólares por onza (unos 2.950 euros), lo que representa un incremento del 490 % en relación al precio original de venta.
A pesar de aquella controvertida operación, España sigue figurando entre los veinte países con mayores reservas de oro del mundo. Según datos del Consejo Mundial del Oro, el país posee alrededor de 281 toneladas, almacenadas en distintas localizaciones, entre ellas Estados Unidos, Reino Unido, Suiza y el propio Banco de España. A la cabeza del ranking global se sitúan Estados Unidos (8.133 toneladas), Alemania (3.352), Italia (2.452) y Francia (2.437).