Las elecciones del próximo 21 de abril en el País Vasco parecen ser las más reñidas en las últimas desde que el popular Mayor Oreja acariciase la posibilidad de sacar a los nacionalistas vascos de la Lehendakaritza.
Tras más de 20 años, la situación en el País Vasco ha empeorado considerablemente y ya no es el PP el que se disputa el poder con el PNV, ahora son los herederos de Batasuna los que amenazan a los nacionalistas con desbancarles de la primera posición tras más de 40 en el podio de los vencedores.
Bildu, el brazo político de ETA, se encuentra según la mayoría de las encuestas en un empate técnico con el partido de Ortuzar, algo que les podría permitir gobernar si los socialistas cambian de opinión y retiran su apoyo al PNV —aunque esa posibilidad parece difícil porque supondría dejar a Sánchez sin legislatura—.
En cualquier caso, en la sede de los Imanol Pradales han querido aprovechar la posibilidad y ya han empezado una campaña de voto útil y voto del miedo —al estilo de las realizadas por los populares en el resto de España— con el objetivo de aglutinar todo el voto que se encuentra a su derecha. En esa estrategia lleva trabajando el propio presidente del partido, Andoni Ortuzar que habló de una «agenda oculta» por parte de Bildu como un reclamo para que los votantes que no quieren la secesión inmediata del País Vasco les votasen a ellos.
En principal afectado de esta campaña puesta en marcha por el PNV es paradójicamente un PP que la ha practicado en el resto de España contra VOX. Los nacionalistas aspiran a mantener la primera posición en las autonómicas y saben que la única posibilidad de que en estos momentos esto se produzca es apelar al voto del miedo y atraer al votante popular, haciéndole caer en la dicotomía de votar al PNV o a Bildu.
Ante esta situación, los de Feijoo en lugar de plantearse como opción contra los nacionalistas vascos de los que están recibiendo los ataques se lanza indiscriminadamente contra VOX y afirman que su objetivo es sacar más escaños y dejar al partido de Santiago Abascal sin representación en tierras vascas.
De este modo, el PP repite la misma estrategia que ya ha aplicado en las elecciones generales del 23J y las elecciones en Galicia del pasado 18 de febrero. En las primeras esa estrategia llevó frustrar las posibilidades de un gobierno alternativo a Pedro Sánchez y los separatistas; en las segundas el Partido Popular conservó la mayoría absoluta, pero al coste de perder dos diputados y hacer crecer al BNG hasta los 26 diputados, otorgándoles así la hegemonía de la izquierda gallega y haciendo crecer al separatismo hasta límites nunca antes visto en esa región.
Pese a los ataques y las críticas, los de Santiago Abascal con su candidata al gobierno vasco, Amaia Martínez, han planteado una campaña en positivo, evitando el choque con el PP, atacando al PNV, Bildu y los socialistas y con tres ejes principales como son la lucha contra la inseguridad, defensa del español y memoria de las víctimas.
