El Sindicato de Inquilinas de Cataluña ha vinculado su lucha por una vivienda digna con la defensa del catalán, pese a que ambas causas son independientes. Un ejemplo reciente de esta confluencia se dio durante la festividad de Sant Jordi, cuando sectores del independentismo impulsaron una iniciativa que reivindicaba el uso exclusivo del catalán.
En un vídeo publicado en sus redes sociales, las portavoces del sindicato han denunciado que el «turismo masivo» está expulsando a los residentes de Barcelona, mientras que el Estado español «minoriza» el uso del catalán. Por ello, han exigido que las instituciones respeten y promuevan la lengua catalana, incluso mediante sanciones a quienes la ataquen.
Además, uno de los portavoces ha publicado un artículo de opinión en el diario separatista Vilaweb, en el que argumentaba que para que los inmigrantes adopten el catalán es necesario que existan espacios donde puedan usarlo cotidianamente, algo que «sólo es posible si cuentan con un hogar estable». En este sentido, ha subrayado que el 72% de los extranjeros que residen en Cataluña lo hacen en régimen de alquiler, y que cerca de 170.000 se encuentran en situación administrativa irregular.
A partir de estos datos, ha planteado también que el futuro del catalán se juega en el ámbito de la vivienda. Ha destacado que las asambleas del sindicato, donde se ofrece apoyo a inquilinos con dificultades, se han convertido en espacios de «cohesión identitaria». En ese contexto, asegura haber registrado el idioma en que los asistentes exponen sus problemas: el 71% lo hace en catalán y el 29% en castellano, siendo estos últimos en su mayoría personas extranjeras.