«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Gaceta de la Iberosfera
Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Estados Unidos homenajea al héroe español Bernardo de Gálvez

Este acto de recuerdo al héroe militar Bernardo de Gálvez contrasta con la desidia en España, cuya figura permanece en el olvido para la mayoría de los ciudadanos.


El héroe español Bernardo de Gálvez (1746-1786) ha sido homenajeado con una estatua ecuestre en Pensacola (Florida) por ser el que arrebató esta ciudad a los británicos en 1781 y contribuyó a la independencia de Estados Unidos. No es el primer acto de recuerdo que recibe, pues en 2014 fue nombrado por el Senado ciudadano honorario del país y se colgó un cuadro con su imagen en el Capitolio en reconocimiento a su labor.


Este homenaje contrasta con la desidia en España, cuya figura permanece en el olvido para la mayoría de los ciudadanos. Solamente en Málaga, en su provincia de origen, sí cuenta con un conjunto escultórico, mientras que en su localidad natal, Macharaviaya, hay un museo con su nombre.

Cabe recordar que la participación española fue decisiva y fundamental para que las colonias inglesas de norteamérica se independizaran. El capítulo clave en este episodio fue la conquista de la Florida, que a la altura de 1780 estaba en manos inglesas.
Gálvez era un joven militar malagueño que había llegado a la Luisiana con la misión de fundar nuevas colonias y ayudar a los independentistas alzados contra Inglaterra. Consciente de que la clave estratégica estaba en el control del Misisipi, en 1780 inició una campaña que le llevó al rango de mariscal de campo con sólo 33 años. Inmediatamente después puso sus ojos en Mobila, en la actual Alabama, y la conquistó. El camino quedaba abierto para la reconquista de Florida, lo cual pasaba por tomar Pensacola, el puerto más importante de la zona. Pero no iba a ser fácil.
Para entrar en Pensacola había que superar una línea inglesa de fuego cruzado: a un lado, la isla de Santa Rosa, que cierra la bahía, y al otro, un fuerte inglés. Gálvez tomó la isla, pero el cañoneo enemigo hizo embarrancar al buque insignia español. El jefe de las fuerzas navales, Calvo de Irazábal, amedrentado, prohibió a nuestros barcos atravesar la bahía. Las tropas españolas quedaron clavadas en el terreno. Durante días, Gálvez y Calvo intercambiaron cartas con duras acusaciones. Pero había algo peor: se avecinaba temporal y, en ese caso, los barcos tendrían que volver a hacerse a la mar para no estrellarse contra la costa, frustrando definitivamente el asalto. De modo que Gálvez se lía la manta a la cabeza y decide lanzarse en solitario. Sube a bordo de su barco, el Galveztown, e iza la insignia de almirante. Para provocar a Calvo, le envía a un joven oficial con un curioso presente: una bomba. Y con la bomba, un mensaje que decía así: «Una bala de a treinta y dos recogida en el campamento, que conduzco y presento, es de las que reparte el Fuerte de la entrada. El que tenga honor y valor que me siga. Yo voy por delante con el Galveztown para quitarle el miedo».
Dicho y hecho: los cuatro barcos que Gálvez tenía a su cargo, con él mismo al frente, penetraron en la bahía bajo el fuego enemigo. Sin sufrir apenas daños, los cuatro pasaron la barrera de fuego y llegaron al otro lado. El resto de la escuadra, picada en su orgullo, siguió al mariscal. Podemos ahorrarnos los detalles de la batalla. Los ingleses se rindieron, Pensacola cayó y, con ella, toda la Florida. Las operaciones concluyeron el 9 de mayo de 1781. Los rebeldes norteamericanos quedaron muy fortalecidos, pues su frente de combate se redujo, y los ingleses ya no levantarían cabeza. En 1783 se firmaba el Tratado de Versalles, que reconocía la independencia de los Estados Unidos y confirmaba la posesión española de Florida.

TEMAS |
+ en
.
Fondo newsletter