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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

La equiparación de policías y guardias civiles, ¿negociación o imposición?

Los agentes explican los precedentes que han llevado a las Fuerzas de Seguridad hasta aquí y el desarrollo durante los últimos meses de la negociación con el Ministerio del Interior.

Tras el acuerdo alcanzado por los sindicatos de la Policía Nacional y las asociaciones de la Guardia Civil con el Gobierno para equiparar sus salarios con los de los Mossos de Esquadra, los agentes creen necesario que no quede ninguna duda al respecto.
Por ello, la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) ha elaborado un documento en el que explica no sólo todos los puntos recogidos en la oferta del Ministerio del Interior, sino los precedentes que han llevado a las Fuerzas de Seguridad hasta aquí -entre los que cita el desafío separatista- y el desarrollo durante los últimos meses de la negociación con el Ministerio del Interior.

Los pasos realizados hasta la firma del acuerdo

«Atendiendo a las circunstancias que han rodeado las relaciones entre el Ministerio del Interior y las asociaciones de Guardia Civil y sindicatos de Policía Nacional, se hace necesario aclarar en primer lugar la diferencia entre imposición y negociación.
Un conflicto se genera de manera intencionada por un sindicato -en nuestro caso por una asociación- como herramienta de oportunidad para mejorar las condiciones laborales, profesionales y/o económicas de los trabajadores, en este caso de los policías nacionales y guardias civiles. El conflicto puede tener dos orígenes diferentes, por un lado, como consecuencia del cierre de las vías de diálogo por no llegar a un acuerdo, o bien para promover el inicio de ese diálogo. Este último caso es el que ha surgido en el conflicto por la equiparación salarial.
También hemos de tener presente que el diálogo mantenido entre el Ministerio del Interior y las asociaciones y sindicatos policiales no parte de igualdad de condiciones; debemos pensar siempre que en el proceso de una negociación laboral, llegado el momento, se impone el lado más fuerte.
Por tanto, esta desigualdad hemos de suplirla con estrategia y capacidad de convencimiento en nuestros razonamientos y acciones.
Las diferencias entre negociación e imposición:
Imponer es exigir a alguien cumplir un acuerdo, sin ser necesario el diálogo o el entendimiento. Esto se produce por el poder de la coacción, es decir, el individuo o grupo sabe de antemano que no cumplir conlleva necesariamente unas consecuencias negativas. Lógicamente, esto no está a nuestro alcance, pero por muy básico que pueda parecer hay que recordarlo.
Una de las definiciones sobre negociación es: “El proceso que les ofrece a las partes la oportunidad de intercambiar promesas y contraer compromisos formales, tratando de resolver sus diferencias”.
Por tanto, la negociación es un proceso entre las partes, donde existen dos posiciones diferentes sobre un conflicto a resolver. Ambos tienen la predisposición de alcanzar un acuerdo mediante el diálogo e intercambio de ideas, realizando necesarios acercamientos en sus posturas.
Aclaramos estos dos conceptos -negociación e imposición- porque siempre hemos apostado por los cauces democráticos de la representatividad y el diálogo, y cuando la vía del diálogo fracasa, hemos apostado por la beligerancia para externalizar el conflicto, haciendo uso del derecho de manifestación y reunión. Pero la realidad es que aparte de ejercer el derecho de manifestación pocos más son los cauces y herramientas de las que disponemos los guardias civiles para “obligar” a la Administración a alcanzar un acuerdo favorable a nuestros intereses. Nosotros no tenemos reconocido, y por tanto no podemos ejercer, el conflicto colectivo, y tampoco tenemos reconocido el derecho de negociación colectiva. Por supuesto no podemos ejercer el derecho a huelga, pues el servicio que prestamos a la sociedad es esencial, y el control de estas acciones están sometidas a la jurisdicción militar en materia penal y disciplinaria.

El apoyo social alcanzado es éxito de todos: no podemos pasar de héroes a villanos

Gracias al trabajo de todos los agentes sociales del colectivo Guardia Civil y Policía Nacional hemos conseguido poner en primera línea el conflicto por la equiparación salarial, manteniendo una valoración positiva por parte de la sociedad y su apoyo. No podemos perder ese apoyo y la buena imagen que los ciudadanos perciben de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Múltiples factores, difícilmente de nueva repetición al unísono, han propiciado la negociación de nuestra reivindicación:
1.- La salida de la crisis económica.
2.- La emergencia de nuevas opciones políticas con representatividad parlamentaria y capacidad de influencia en el Gobierno que apoyan nuestras demandas.
3.- La aparición de nuevos actores (Jusapol) que han ayudado -en un primer momento, no así en la parte final del proceso al negarse a reconocer los avances alcanzados- a unir a los guardias civiles y policías nacionales en una veterana reivindicación asociativa y sindical como es la equiparación.
4.- La trascendental labor desarrollada por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en el desafío secesionista ocurrido en Cataluña y el dispositivo del 1-O. Fue nuestra integridad territorial y nuestro ordenamiento constitucional lo que estuvo gravemente en riesgo y, de nuevo y como siempre, cumplimos las expectativas y exigencias encomendadas.
5.- Fruto del papel desarrollado en Cataluña conseguimos el apoyo social masivo que
necesitábamos para avanzar hacia la equiparación salarial. Sin embargo, la preocupación de los ciudadanos va cambiando y ahora, según el CIS, la preocupación por Cataluña ha caído un 20%. También hemos de enfatizar que cuando se desarrolla el dispositivo del 1-O y el despliegue de miles de guardias civiles y policías en Cataluña, son las asociaciones y sindicatos quienes denuncian las pésimas condiciones de alojamiento y manutención en la que se encontraban nuestros compañeros que se alojaban en los ferrys contratados por Interior. También cuando
tuvieron que soportar el “pasillo de la vergüenza”, al tener que abandonar los hoteles donde pernoctaban, o la grave situación en la que se ha dejado a quienes allí están destinados. En esos difíciles momentos, nuestros compañeros nos necesitaban y, como siempre hemos hecho, dimos la cara para denunciar públicamente el trato que les estaba dando Interior.
También, de manera valiente, salimos públicamente a decir que el dispositivo del 1-O había fallado y se había puesto en riesgo la integridad de los guardias civiles y policías.
Así, y gracias al trabajo realizado por todos, conseguimos por primera vez sentarnos en una mesa de negociación al máximo nivel ministerial y de manera conjunta con sindicatos. Una oportunidad única que supone avances y el reconocimiento al ejercicio del derecho de asociación profesional y por tanto sienta un precedente en la Guardia Civil y la Policía Nacional».

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Los otros objetivos en la equiparación de policías y guardias civiles

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