Agentes de la UIP dispararon varias pelotas de goma el pasado sábado 9 de noviembre en una manifestación convocada contra el Gobierno de Pedro Sánchez en la sede del PSOE en la calle Ferraz. A partir de las 22.00, la tensión fue en aumento y la Policía empezó a cargar con la porra y utilizando las escopetas de balas de goma, que según testigos causaron varios heridos.
Sin embargo, PSOE, Sumar y Bildu llegaron a un acuerdo el pasado 3 de octubre para redactar una nueva ley de seguridad ciudadana, la llamada ley mordaza, que, entre otras cosas, acabase con el uso de pelotas de goma por las fuerzas de seguridad y rebajase la penalización de la desobediencia, que ha pasado de infracción grave a leve.
De hecho, esa misma normativa sí se aplicó el mismo día pero horas antes en Valencia. Convocados para protestar contra la gestión de Mazón y el Partido Popular, miles de personas exigieron la dimisión del presidente regional, llegando a acorralar a los policías presentes. Más de 30 terminaron heridos y el resultado pudo ser peor si no hubiese sido porque evitaron ser rodeados.
La reforma de la ley de Seguridad, pactada por el Gobierno con sus aliados y anunciada por Bildu, prohibirá de forma gradual la utilización de este material y ha provocado un profundo malestar en las Fuerzas de Seguridad. Tanto el SUP como Jupol, los dos sindicatos policiales mayoritarios, insisten en que los sucesos de Valencia demuestran las consecuencias que tendrá para la integridad física de los agentes la puesta en marcha de esa reforma legislativa.
Además, tal y como adelantó el Abc, fuentes de la Unidad de Intervención Policial reconocen que existe un sesgo diferente a la hora de hacer frente a grupos de extrema izquierda o a grupos de la derecha radical: «Cuando convoca la extrema derecha o con hinchas del fútbol, se nos pide que resolvamos el problema cuanto antes; si quien lo hace son grupos de extrema izquierda, se nota que hay muchas más cautelas«.