El PSOE y sus socios recibieron encantados la no dimisión de Pedro Sánchez y sus amenazas, tanto a jueces y fiscales, como a la prensa libre. El presidente, cercado por la corrupción que supuestamente afecta a su partido con el caso Koldo y a su propia esposa, anunciaba una «limpieza». También un «punto y aparte», que afectará, según explicó tanto en su comparecencia matutina sin preguntas como en la entrevista en TVE, a la Justicia y los medios.
Sobre el Poder Judicial, dijo que «denuncias falsas» —en referencia a las que afectan a su esposa— se presentan ante los tribunales. Y que éstos contribuyen a «minar la credibilidad y el prestigio» de una institución básica para el funcionamiento de la democracia. También amenazó con renovar el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) si continúa el bloqueo del órgano que lleva más de cinco años caducado. Es decir, que cambiará la ley para renovarlo sin el PP junto a Sumar y nacionalistas.
Los jueces, temerosos de que algo similar sucediera este lunes, ya habían emitido en los últimos días comunicados pidiendo a PP y PSOE la renovación pactada del CGPJ. El mismo día, la Asociación Profesional de la Magistratura insistía. «Tendrá que ser posible —el pacto— la situación es insostenible», decía la presidenta de la APM, María Jesús del Barco.
Sánchez, por su parte, finalizó su entrevista haciéndose, de nuevo, la víctima para justificar el acoso a medios y jueces independientes. «Estoy muy convencido, de que esta persecución, este acoso, se va a redoblar, no van a parar, soy muy consciente de ello», decía.
Sus socios, sin embargo, se apresuraban a animar al acoso contra jueces y fiscales y también contra la prensa, nada más conocer que su amago de dimisión era falso. Tanto su socia de coalición, la vicepresidenta Yolanda Díaz, se apresuraban a exigirle cambios. Díaz en la conocida como ‘Ley Mordaza’, para perseguir a periodistas, y los filoetarras, a «poner pie en pared» con los críticos.
