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«Destruye nuestro modo de vida»

Los vecinos de Secastilla (Huesca) se oponen al proyecto fotovoltaico: «Es un desastre medioambiental, económico y paisajístico»

Mapa de los proyectos fotovoltaicos en la comarca de La Ribagorza. Plataforma de vecinos. LGI

Los vecinos de la comarca de Ribagorza, en Huesca, se oponen a la construcción de una macroinstalación fotovoltaica en su entorno rural porque destruye su modo de vida. Consideran que hay otras vías para realizar este tipo de estructuras. «No se puede denominar energía renovable a algo que va a destruir el entorno, es incompatible», señala la portavoz de la plataforma vecinal a LA GACETA, Elena Espurz.

El proyecto, que no es el único de este estilo en la comarca, consiste en la colocación de 85.200 módulos fotovoltaicos en 110 hectáreas en los términos municipales de La Puebla de Castro (419 habitantes, 2023) y Secastilla (148 habitantes, 2023). «Este es la punta del iceberg y otro ejemplo más de la explotación energética que está sufriendo nuestro territorio», manifiestan los vecinos, que afirman que la instalación también afectará a parte del territorio del municipio de El Grado, perteneciente a la comarca de Somontano, pero que este pequeño pueblo oscense (393 habitantes, 2023) no ha recibido ningún tipo de comunicación por parte de las autoridades competentes. 

La plataforma alerta del perjuicio absoluto para el medioambiente, y para la flora y la fauna, y su impacto paisajístico. Los dos municipios tienen una fuerte tradición agrícola y ganadera que se vería entorpecida por este proyecto, que afecta a alrededor de 130 parcelas, que son «de las mejores del entorno», las más llanas y soleadas, y por ello «objetivo de las empresas». Esta tierra, reiteran los vecinos, es «el sustento de numerosas familias, tal vez no sea su ingreso directo o principal, pero sí su forma de vida». «El proyecto constituye una amenaza al sector primario, abandonado política y socialmente, presenta una nueva piedra en el camino de los agricultores y lleva al límite a los dueños de las tierras».

También afectaría a las explotaciones ganaderas porque verían mermadas las proporciones de terreno para la realización de la actividad, además del evidente perjuicio para la salud de los animales (en su mayoría ganado ovino) al estar rodeadas de las ondas electromagnéticas.

La zona es además espacio de vuelo de numerosas aves rapaces protegidas como el Quebrantahuesos o el Milano Real. «El proyecto pone en riesgo estas aves protegidas, que si bien las placas no les afectarían directamente si lo haría la línea de alta tensión. Son numerosas las aves que terminan muertas por electrocución debido al tendido eléctrico de este tipo de líneas», recuerda Espurz.

Y coto deportivo de caza (afecta a tres cotos de distintos municipios, Secastilla, La Puebla de Castro y Graus). Es frecuente encontrar diferentes animales autóctonos como jabalíes, corzos y rabosas, entre otros. «Este tipo de centrales quedan valladas perimetralmente lo que puede dificultar los movimientos propios de estos animales y de otros de menor tamaño como los tejones o las liebres. Muchas de estas especies dejarían de utilizar esta zona forestal para su desarrollo, lo que provocaría una mayor pérdida en la biodiversidad del lugar».

Asimismo, se alerta del grave impacto paisajístico y su repercusión en el turismo rural, base de la economía de la comarca. «Las 110 hectáreas de paneles fotovoltaicos son una aberración paisajística en un entorno verde como es el prepirineo. Secastilla y La Puebla de Castro cuentan con unos miradores excepcionales tanto al valle como hacia el Pirineo. El atractivo del paisaje hace que numerosas casas rurales y hasta un pequeño albergue puedan desarrollar su actividad gracias al turismo de montaña y una instalación de estas características puede ver tambalear este atractivo. Nadie se va de vacaciones para pasear entre paneles solares, construcciones de hormigón y cristales, pero muchos sí lo hacen para pasear entre viñedos y almendros.

En este sentido, la plataforma que para instalar los módulos fotovoltaicos se necesita retirar la capa vegetal, se desbroza y se compacta, perjudicado a la biodiversidad y a los acuíferos subterráneos. También se verían afectados los espacios colindantes, en este caso una zona arbórea protegida en la que anidan especies protegidas. Se produciría prácticamente una desertificación del terreno que, sostenida en el tiempo, dejaría «una tierra improductiva en su totalidad».

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