Desde este martes, el Congreso permitirá hablar en las lenguas cooficiales —catalán, euskera o gallego—. La decisión, adoptada por la Mesa de la Cámara, se ha llevado a cabo gracias a la correspondiente traducción al castellano. Una traducción que ha despertado numerosas polémicas, como la negativa de VOX a usar el sistema habilitado para ello.
El Congreso ha repartido esta mañana un pinganillo por diputado, y se han instalado televisiones en el hemiciclo para poder leer los subtítulos de los discursos. Si a lo largo de la sesión parlamentaria de la mañana del martes se han conocido las consecuencias políticas de esta modificación del Reglamento, ahora se ha desvelado la cara de la moneda que no se conocía: la cifra económica de convertir el Congreso de los Diputados en una Torre de Babel.
La presidenta del Congreso ha autorizado la compra de los dispositivos auriculares y receptores de bolsillo, de la marca Bosch. Según figura en la página web de la empresa, unos dispositivos que cuentan con la tecnología más puntera y con capacidad para traducir hasta 32 idiomas diferentes. En internet pueden encontrarse de 500 euros. Una cantidad que, multiplicada por los 350 diputados, ascendería a 175.000 euros, sin contar los dispositivos utilizados para las taquígrafas, para los periodistas acreditados y para la tribuna de invitados.
A este presupuesto por la nueva enmienda del Reglamento se suma el sueldo de los traductores. Ha trascendido que el Congreso contrató hace algunas semanas a doce traductores, con un sueldo mensual de aproximadamente 1700 euros. Esto hace que el gasto de la Cámara ascienda en veinte mil euros al mes. Por lo que —sólo durante este trimestre— la cesión a los partidos separatistas costará a los españoles más de 200.000 euros.
Un precio que será menor puesto que VOX ya ha anunciado que renuncia al uso de este sistema de traducción. La renuncia de estos dispositivos ahorrará al presupuesto de la Cámara, al menos, 15.000 euros, sólo en los auriculares de Bosch.
