La situación en el centro de primera acogida para menores extranjeros no acompañados (menas) de Hortaleza, gestionado por la Comunidad de Madrid, ha alcanzado un nuevo punto crítico. El centro, que actualmente alberga a más de medio centenar de internos, la mayoría de origen magrebí, atraviesa una crisis de seguridad.
Los episodios de violencia son frecuentes, incluyendo peleas entre internos y agresiones fuera del centro. Uno de los sucesos más graves ocurrió recientemente, cuando un presunto menor marroquí robó 1.500 euros y ansiolíticos a punta de navaja en una farmacia cercana. Estos medicamentos, según educadores del centro, son utilizados por algunos internos para drogarse durante sus salidas.
Otro incidente reciente involucró a un menor que regresó al centro con signos visibles de haber sido agredido por un grupo de inmigrantes en una violenta pelea fuera de las instalaciones. Estos episodios han incrementado la sensación de descontrol. «La dirección no está tomando medidas contundentes, y el personal vive con miedo constante», señalan desde el centro.
Un presunto menor de origen marroquí, identificado como Oussama Markhi, de 18 años, profirió hace unas semanas amenazas de muerte contra el personal del centro, generando un clima de creciente inseguridad tanto dentro como fuera de las instalaciones.
Markhi, tras enfrentarse al personal que intentaba contener su comportamiento violento, realizó un gesto amenazante pasándose la mano por el cuello y advirtiendo que esperaría a los trabajadores fuera del centro. Este acto se suma a una serie de conflictos protagonizados por el joven, quien ha reconocido haber estado encarcelado en al menos dos ocasiones: una en Bélgica y otra en Marruecos.
Un historial preocupante y una edad en disputa
Oussama Markhi, quien ingresó en el centro de Hortaleza en el verano de 2024, afirmó inicialmente tener 17 años. Sin embargo, según su propio testimonio y la documentación provisional que porta, ya habría cumplido los 18 años. A pesar de esto, la Comunidad de Madrid aún espera la determinación de la Fiscalía de Menores para confirmar su edad, un proceso que ha generado críticas por su lentitud y que mantiene al joven en un centro diseñado para menores.
Fuentes policiales destacan que el historial de Markhi, con antecedentes penales en dos países, explicar su comportamiento. «No es un caso aislado, pero la gravedad de sus amenazas y su pasado lo convierten en una preocupación especial», señaló una fuente de la Policía Nacional. LA GACETA ha constatado que los conflictos protagonizados por el joven no se limitan al interior del centro, ya que se le relaciona con incidentes violentos en los alrededores.