El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha aprovechado la comparecencia ante la prensa tras el despacho veraniego con el rey Felipe VI en el palacio de Marivent, en Palma de Mallorca, para dejar clara cuál es la postura del Gobierno ante la crisis que sufre Venezuela.
Ha sido una manifestación breve, la referida a este asunto, pero clarificadora, en la que Rajoy ha reclamado la celebración de elecciones. No ha habido, sin embargo, referencia alguna al pronunciamiento militar de este domingo ni ha anunciado sanciones para el régimen de Nicolás Maduro.
El Gobierno de España -ha dicho Mariano Rajoy- condena la violencia y pide su cese; no reconoce a la Asamblea Constituyente ni, por tanto, las decisiones que de ella emanen -«serán ilegales, antidemocráticas y contrarias a los derechos de los ciudadanos venezolanos»-; reclama la celebración de elecciones libres y legítimas y pide la liberación de todos los presos políticos.
El jefe del Ejecutivo ha condenado la violencia que está viviendo en estos momentos el país latinoamericano y ha dicho defender «exactamente lo mismo» para Venezuela que para España, que es, a su juicio, «libertad, democracia y respeto a las personas y a sus derechos».
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