«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

El Caso

Hoy todas mis cabeceras son El Caso, y no tengo mucho que decir. Ayer las redes sociales supuraron heces por toneladas, entre postureos empáticos y todos los que quieren hacer de la anécdota macabra una categoría que arrimar a su sardina.
La progresía reaccionó como suele cuando comete un acto atroz alguien que pertenece a algún grupo de víctima certificada -en este caso, a tres-, explicando (?) por qué solo ellos pueden generalizar y ahora no toca.
Luego los otros vinieron a explotarlo para demostrar que una medida que existe y no ha impedido este crimen es imprescindible.
Pero esto no es prueba de nada, porque no es nada que no haya ocurrido siempre. Es un caso terrible, pero no exactamente representativo. Los hombres no van, por lo general, matando a sus mujeres: aplíquese lo mismo a este caso.
La diferencia es que hoy nos enteramos inmediatamente de todo lo que pasa, y contar todo lo que hace la gente normal normalmente no es exactamente noticia.
‘El mal estaba en casa’, titula melodramático ABC, con foto de la presunta y la víctima; lacito negro y ‘La novia de su padre pudo matar a Gabriel por celos’, en La Razón. ‘Pudo’. Periodismo del bueno.
El País abre con otra cosa, aunque la foto y el segundo titular van para lo mismo. Por cierto que su titular al respecto (‘Los agentes creen que la detenida por la muerte de Gabriel actuó sola’) es el reverso perfecto del titular de El Mundo (‘La Guardia Civil sospecha que la asesina de Gabriel no actuó sola’). Átenme esa mosca por el rabo.

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