Pedro Sánchez ya es el presidente de la democracia que más ha usado los aviones privados del Gobierno. Encaprichado por su Falcon 900B y el Airbus 310, el socialista ha utilizado más veces estos medios de transporte que todos sus predecesores en apenas cinco años.
En la anterior legislatura, Pedro Sánchez y las decenas de ministros que siempre lo acompañan llegaron a efectuar más de 3.000 vuelos a bordo de alguno de estos dos aviones privados del Gobierno, casi multiplicando por siete los traslados que hizo, a lo largo de sus ocho años de mandato, el presidente Zapatero. Apenas 450 vuelos frente a los miles de Sánchez.
Pero no es sólo eso. A lo largo de este 2023, el presidente ha aumentado su uso de los aviones de la Flota 45 de las Fuerzas Aéreas, alcanzando los 1513 vuelos. Un gasto no menor, teniendo en cuenta que las aproximaciones señalan el gasto de 7.171.821 euros en combustible, así como la contaminación con 10.971.162 litros de queroseno y 30.593 toneladas de CO2. Sánchez ha dejado con estos viajes la misma huella de carbono que dejaría un coche siendo conducido 2.853 años.
Sin embargo, estos datos son sólo la punta del iceberg. Amparado en la ley de secretos oficiales, aprobada durante el franquismo, Sánchez ha tratado de ocultar sus viajes. No sólo por su cantidad desorbitada, sino por los motivos para viajar. Teniendo en cuenta que la Flota 45 está disponible para el Ejecutivo y sus miembros, Sánchez ha hecho uso ilegítimo del Falcon para cuestiones de la Ejecutiva. Del Partido Socialista.
La ‘estrategia’ es por todos conocida: cada vez que Pedro Sánchez ha querido visitar la sede del PSOE en distintos municipios de España, o aquellas veces que ha querido dar un mitin electoral, su gabinete ha programado una visita oficial a alguna empresa o fundación. Y así ha podido utilizar el Falcon todas las veces que ha querido. Hasta 74 vuelos ha realizado Sánchez en el Falcon 900 para acudir a algún evento del PSOE.
