El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha aprovechado su estancia en Nueva York, donde asistía a la Asamblea General de la ONU, para destacar la sólida relación con Marruecos desde que cambió la postura española respecto al Sáhara Occidental.
En paralelo, Sánchez presidió una reunión en Nueva York como líder de la Internacional Socialista, donde se reunió con dirigentes del partido marroquí Unión Socialista de Fuerzas Populares (USFP). Esta formación, que se encuentra en la oposición en Marruecos, tiene un papel crucial en el apoyo a la monarquía alauí y su política sobre el Sáhara Occidental. En un encuentro celebrado en Madrid en febrero, la USFP mostró su creciente influencia dentro de la Internacional Socialista, y durante la reunión en Nueva York, reafirmó su respaldo a las posiciones marroquíes. Un aspecto importante de su agenda ha sido intentar debilitar la representación del Frente Polisario, sustituyéndolo por el Movimiento Saharaui por la Paz (MSP), una organización rival fundada por antiguos miembros del Polisario.
En cuanto a la política exterior, tanto Sánchez como el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, han insistido en la «coherencia» de la postura de España en conflictos globales. Durante sus intervenciones en Nueva York, destacaron la consistencia de su enfoque respecto a Ucrania y Palestina, aunque evitaron referencias directas al Sáhara Occidental, un conflicto en el que España tiene una responsabilidad histórica. Sánchez reiteró que España seguirá apoyando al enviado de la ONU para encontrar una solución política dentro del marco de Naciones Unidas.
El martes, Sánchez también se reunió en Nueva York con el primer ministro marroquí, Aziz Ajanuch. En el encuentro, ambos coincidieron en la importancia de la cooperación bilateral, especialmente en materia de inmigración. Esto ocurre justo una semana después de que un intento masivo de entrada a Ceuta fuera frustrado por las fuerzas de seguridad marroquíes.