El secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, sigue negociando en la sombra con el prófugo Carles Puigdemont, y ahora, según fuentes políticas cercanas a los contactos, ha llegado a prometerle su regreso a España para este mismo verano. El ofrecimiento, trasladado también al secretario general de Junts, Jordi Turull, forma parte de las reuniones que se vienen celebrando en Suiza, con mediadores extranjeros incluidos, según detalla El Confidencial. El objetivo: mantener viva la mayoría que sostiene a Pedro Sánchez en La Moncloa a toda costa, incluso al precio de humillar al Estado de derecho.
Sin embargo, en círculos jurídicos nadie se cree esa promesa. La realidad es que, para que Puigdemont vuelva sin riesgo de pisar la cárcel, no basta con el deseo del PSOE ni con su servilismo hacia el separatismo. Primero, el Tribunal Constitucional debería resolver varios recursos clave contra la ley de amnistía, entre ellos los del PP y el Tribunal Supremo, algo que no sucederá antes del verano.
A esto se suma que el propio Puigdemont ni siquiera ha presentado aún un recurso contra la exclusión de su amnistía, decisión tomada por el juez Pablo Llarena debido al delito de malversación agravada —fuera de la norma— que le atribuye. Incluso si el Constitucional validase la ley, aún habría que decidir si esta puede aplicarse al expresidente fugado. Sin esa resolución, no hay regreso posible.
Ni siquiera en Waterloo se creen el cuento. El abogado del fugado, Gonzalo Boye, considera que volver sin garantías legales sería una temeridad. El riesgo de acabar entre rejas sigue muy presente, por mucho que Santos Cerdán insista en ofrecer atajos jurídicos que, de momento, no existen.
El Constitucional tendría que conceder medidas cautelares inéditas para permitir su regreso en verano, algo sin precedentes y difícil de sostener incluso con la mayoría progresista en el tribunal. A día de hoy, las fuentes jurídicas consultadas consideran ese escenario altamente improbable.
A pesar del escepticismo del entorno más próximo al prófugo, Junts como partido sí presiona para que vuelva cuanto antes. La formación se encuentra en horas bajas, desdibujada en el Parlamento catalán y sin una oposición efectiva. En Madrid, la única voz visible es la de Miriam Nogueras, más conocida por sus broncas que por su peso político. Puigdemont sigue siendo su único activo electoral, y su regreso se percibe como la última carta antes del hundimiento.