Una familia con dos hijas pequeñas se está viendo obligada a vivir en una tienda de campaña tras perderlo todo en la devastadora riada que azotó la localidad valenciana de Torrente el pasado 29 de octubre. Carlos y Andrea, junto a sus niñas, se enfrentan a una situación límite desde que su vivienda quedó completamente destruida.
La pareja, que anteriormente residía en una casa de alquiler, no está empadronada en el municipio y abonaba el alquiler en dinero negro, lo que les ha excluido de recibir ayudas del Gobierno. «Nos hemos quedado sin coche, sin techo y, sobre todo, sin la felicidad y tranquilidad que teníamos», lamentan en declaraciones a Noticias Cuatro.
Desde el desastre, que causó la muerte de 224 personas y dejó varios desaparecidos, la familia ha sobrevivido gracias a trabajos a media jornada y el apoyo de varias organizaciones solidarias. Mientras las niñas duermen en casa de su abuela, Carlos y Andrea pasan las noches a la intemperie, soportando las bajas temperaturas del invierno. «Esto es inhumano, ayer hizo un frío increíble y hoy por la mañana ya estaba helando», explican.
Aunque en ocasiones han podido refugiarse en casas de amigos y familiares, la situación es insostenible. «Te pueden acoger un día, pero al final estamos solos», reconocen. La tragedia ha dejado su huella no solo en la pérdida material, sino también en el ánimo de la familia, que siente que la catástrofe natural les ha arrebatado su estabilidad.
El Ayuntamiento de Torrente ha manifestado su intención de intervenir para resolver su situación lo antes posible, tras conocer su caso a través de los medios. Sin embargo, por el momento, su día a día transcurre en condiciones precarias dentro de una tienda de campaña. «La riada nos quitó el techo y esto nos ha destrozado la vida», concluyen con resignación.