«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Gaceta de la Iberosfera
Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
mientras se coquetea con un cambio de sistema

Casi la mitad de los votantes de EEUU justifica la violencia contra sus rivales políticos

Activista de Black Lives Matter. Reuters

Quién iba a decirlo, en la cuna de la democracia moderna, en el país que nunca ha conocido otro régimen que el democrático: la mayoría de los votantes de Estados Unidos hoy consideran al partido contrario al suyo no meramente un alternativa peor, sino una verdadera amenaza para la nación. Más: la reciente encuesta del Centro de Política de la Universidad de Virginia revela que casi la mitad justifica el recurso a la violencia para combatir la agenda de sus rivales.

Si el estudio demoscópico es fiable, sus resultados reflejan una situación más alarmante que una guerra o una catástrofe natural, porque viene a significar que los estadounidenses han perdido la fe en su sistema político. Y así, naturalmente, no puede sobrevivir. Es más: significa la existencia de una guerra civil larvada, de un enfrentamiento insuperable entre las dos «Norteaméricas».

Entre los demócratas, el 41% cree que la violencia está justificada «para impedir que [los republicanos] logren sus objetivos». Un porcentaje casi idéntico, 38% de partidarios de Trump piensan igualmente que hay que detener a los demócratas aunque sea por la fuerza.

Estados Unidos está perdiendo la fe en la democracia a velocidad creciente. En torno al 31% de los partidarios de Trump cree que Estados Unidos debería experimentar con otras formas de gobierno. Casi una cuarta parte de los de Biden (24%) se preguntan igualmente si la democracia sigue siendo viable.

Aunque los resultados sorprendentes de esta encuesta no deberían serlo tanto, porque la intelligenzia del país hace tiempo que coquetea con un cambio radical del sistema. En una columna del referente mundial del progresismo sistémico, el New York Times, La Constitución está rota y no debería ser invocada, los profesores de derecho Ryan D. Doerfler de Harvard y Samuel Moyn de Yale propusieron «alterar radicalmente» la Carta Magna. Rosa Brooks, profesora de la Facultad de Derecho de la Universidad de Georgetown, despotricó recientemente en un programa de MSNBC contra los ciudadanos «esclavos» de la Constitución, un texto que para ella es ya un problema para la nación.

.
Fondo newsletter