«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Gaceta de la Iberosfera
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En un año marcado por las presidenciales de noviembre en EEUU

La CPAC supone un alegato en favor de Trump y constata la unidad conservadora para dar la batalla cultural

Santiago Abascal, en la CPAC. VOX

La Conferencia de Acción Política, organizada en la capital federal por la Unión Conservadora Estadounidense (ACU), reunió entre el 21 y el 24 de febrero a grandes figuras del conservadurismo y la derecha alternativa del panorama internacional. Las participaciones más destacadas y las que más atención suscitaron, sin duda, fueron —además del principal discurso de la conferencia, el pronunciado por el expresidente Donald Trump— las de los líderes internacionales participantes: el presidente de Argentina, Javier Milei; la exprimera ministra de Reino Unido, Liz Truss; el fundador del Partido UKIP y del Partido del Brexit, Nigel Farage; y el presidente de VOX, Santiago Abascal.

De hecho, la tónica general de la conferencia ha ocasionado que Trump haya estado presente incluso cuando no lo estuviera. Así, Farage expresó con decisión que «necesitamos que Trump regrese a la Casa Blanca» e hizo un llamamiento en favor de los «líderes fuertes». «Lo que hemos estado defendiendo son los conceptos básicos de familia, de nación», aseguró el fundador del Partido del Brexit.

En su histórica intervención, convertida en declaración de intenciones y rotunda condena del globalismo y el socialismo, también Santiago Abascal hizo referencia a la necesidad de asegurar los valores fuertes: «Sólo desde naciones fuertes podemos defender la cultura y los valores que nos unen: la patria, la libertad, la razón, la fe de nuestros padres, la familia, la propiedad, la soberanía, la democracia… y por encima de todo la vida. La vida sin la que no hay nada. La vida desde su principio hasta su fin natural». Pero también los vínculos de la tradición, puesto que la patria «es la comunión de los que nos precedieron, de los que estamos y los que vendrán».

Por su parte, la ex primera ministra Liz Truss —protagonista del mandato más corto de la historia del Reino Unido— responsabilizó al Estado profundo de su fracaso: «Enfrenté la reacción más poderosa por esas políticas conservadoras que traté de implementar, desde los sospechosos habituales en los medios de comunicación o en el mundo empresarial, pero también personas que supuestamente deberían trabajar para el Gobierno».

La Iberosfera ha tenido gran protagonismo en la cumbre conservadora republicana, pues ha estado representada por dos presidentes en ejercicio, Bukele y Milei, el diputado federal brasileño Eduardo Bolsonaro —hijo del expresidente—, el activista y cineasta mexicano Eduardo Verástegui y por el líder de VOX, a quien Trump se refirió durante su discurso como «número dos y pronto, número uno» y felicitó por haber logrado «mucho progreso» en España. Mientras que la intervención de Javier Milei se centró en las virtudes de la economía de libre mercado, Bukele arrancó aplausos con su llamamiento a los estadounidenses a «luchar» por las creencias compartidas: «Las élites globalistas odian nuestro éxito y temen el vuestro».

Trump, quien pocas horas después aseguraba en las primarias de Carolina del Sur su victoria y ser acercaba más a una evidente designación republicana, aprovechó su intervención para cargar contra Joe Biden y sus fallidas políticas en seguridad, inmigración y economía, así como en su incapacidad internacional para mantener a Estados Unidos como garantía de paz mundial. Trump recordó el periodo de paz durante su mandato y aseguró que, de haber continuado su mandato en 2020, ni la guerra en Ucrania ni los ataques de Hamás a Israel habrían tenido lugar.

Una vez más, Trump quiso recordar su carácter de externo al sistema: «Hoy estoy ante ustedes no sólo como su pasado y, ojalá, futuro presidente, sino como orgulloso disidente político. Soy un disidente». En un paralelismo con el opositor Alexei Navalni, fallecido en una prisión siberiana recientemente, el magnate aseguró que sufre la instrumentalización del Departamento de Justicia, que ha desplegado contra él una serie de casos que calificó de «estalinistas». El expresidente advirtió de que, si Joe Biden venciera en las elecciones de noviembre «lo peor estaría por llegar».

El congresista por Florida Byron Donalds cargó en su intervención contra el «nuevo pacto verde», el cual, aseguró, «ni siquiera es tan verde» y pidió inversión en las formas de energía «más baratas y con mayor disponibilidad», como la nuclear. Energía, economía, seguridad y política exterior tuvieron un papel destacado entre los conferencistas, pero también cuestiones más de fondo, como la batalla cultural, los peligros de la democracia, la instrumentalización de la justicia o la necesidad de una educación libre.

El senador por Alabama Tommy Tuberville y el periodista Ben Ferguson denunciaron durante su coloquio el adoctrinamiento de los niños y la suplantación de los padres por el Estado: «Quieren dividir la familia, quieren que el padre desaparezca, que la madre consiga un cheque por cada hijo… Es un desastre y dirigido al fondo de los valores y la moral cristiana».

Lara Trump se refirió también a este peligro y animó a los padres a tomar un papel activo. «Depende de nosotros, los padres, garantizar la seguridad y educación de nuestros hijos», aseguró antes de denunciar el adoctrinamiento de la Teoría Crítica de la Raza o de la ideología de género.

Tuberville denunció también las elecciones robadas de 2020 y aseguró que la persecución de los conservadores por los demócratas iría a peor: «Los próximos diez meses van a ser duros». Monica Crowley, exsecretaria adjunta para Asuntos Públicos del Tesoro, calificó a los demócratas de «comunistas» y advirtió que «los comunistas siempre tienen un plan».

El congresista por Florida Matt Gaetz denunció la degradación de las instituciones, no sólo por culpa del Partido Demócrata sino también por los «republicanos sólo de nombre», RINO («Republicans in name only»), que han alejado de la ciudadanía la que fuera «la Casa del Pueblo», la Cámara de Representantes. El escritor de discursos Stephen Miller señaló en esa línea uno de los peligros de los conservadores: el miedo a usar el poder. «No sólo tienen miedo al conflicto (…) sino que hay un miedo incluso más profundo, el de tener y usar el poder… Los conservadores son adictos al lenguaje del libertarismo. Aprueban leyes (…) pero, en realidad, nada cambia en el mundo real».

La conferencia, de marcado carácter electoral, fue un alegato en favor de Trump y una enorme muestra de respaldo al expresidente y su candidatura, pero también una muestra clara de que el sector conservador republicano está en Estados Unidos levantado y listo para dar la guerra cultural. Multitud de orígenes y preferencias, variedad de opiniones, pero un mismo objetivo: lograr y ejercer el poder real para comenzar a transformar un sistema considerado escorado a la izquierda. Las elecciones presidenciales de noviembre marcarán las fichas del tablero con las que jugar.

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