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LOS ESTADOS REPUBLICANOS PROTEGERÁN LA VIDA

La revocación de la sentencia ‘Roe vs Wade’: el gran triunfo provida del siglo XXI

Corte Suprema Thomas intimidar aborto
El juez de la Corte Suprema de Estados Unidos Clarence Thomas. Reuters.

Cuando se filtró aquel borrador en el que el juez Alito apuntaba que la Corte Suprema de los Estados Unidos anularía la jurisprudencia creada en 1973 por la sentencia del caso Roe vs Wade comenzó una reacción mediática furibunda y procesos de redacción normativa en las legislaturas territoriales del país. La doctrina elevó al grado de derecho constitucional, federal, la autonomía de una mujer embarazada para elegir abortar sin excesivas restricciones estatales.

A partir de ahora, lo principal es que la revocación del dictamen del alto tribunal propiciará un cambio drástico en la legislación sobre el aborto que permitirá a las cámaras de cada estado prohibirlo en todos los casos. Es de esperar que el ritmo de modificación de las leyes varíe de un territorio a otro. La mayor parte de los gobiernos encabezados por el Partido Republicano ya habían redactado normas diseñadas para restringir el aborto en previsión del fin de Roe. Se prevé que Texas, por ejemplo, donde está en vigor la prohibición efectiva de abortar después de las primeras seis semanas de gestación, vuelva a una legislación más restrictiva previa, a través de un mecanismo ya aprobado para restablecerla. De igual modo, otros estados ya cuentan con leyes listas para ser activadas para desencadenar la prohibición de todos o casi todos los abortos.

Donde gobierna el Partido Demócrata, sin embargo, el movimiento provida continuará enfrentado por una feroz resistencia política. En esos lugares las leyes no serán modificadas y se prevé la promoción de una suerte de turismo abortista para que las mujeres viajen desde otros estados para poner fin a su embarazo con la financiación de poderes públicos y empresas privadas.

El proceso de preparación de las normas estatales emprendido en los últimos tiempos ha contado con la orientación de grupos provida como Americans United for Life o Family Policy Alliance, asesores de los fiscales generales sobre cómo responder a la decisión de la Corte Suprema. Se han preparado para la inminente batalla política posterior a la anulación de la jurisprudencia vigente desde 1973.

Desde esas mismas instituciones se ha señalado que el final de Roe vs Wade no será la culminación del movimiento provida en los Estados Unidos, sino el comienzo de una nueva fase. Según Ryan Anderson, presidente del Centro de Políticas Públicas y Ética, «es hora de aprobar leyes para proteger a los bebés, elaborar políticas a favor de la familia, crear sistemas de apoyo para las mujeres. Mucho de esto ya existe, y ahora es el momento de pasar al siguiente nivel».

En la era post Roe la batalla no será sólo política. Numerosas iniciativas de apoyo a madres en situaciones difíciles y organizaciones benéficas comenzaron hace tiempo a experimentar cómo sería un mundo posterior a Roe vs Wade, con especial atención a los estados gobernados por el Partido Demócrata. Según sus previsiones, será un ambiente de emponzoñamiento de los procesos democráticos y de intensificación de la influencia política sobre la educación pública y los medios de comunicación. En otras palabras: una vuelta de tuerca a la situación actual. En consecuencia, buena parte de sus iniciativas serán una continuación de sus actividades habituales: propuestas legislativas, concienciación e influencia sobre el voto de los representantes públicos.

Enfrente, los demócratas llevan meses impulsando una codificación federal de Roe vs Wade a través de miembros electos como la representante Ayanna Pressley, que ha avisado de que seguirán «luchando con independencia de la resolución de la Corte Suprema». Junto a ellos, Planned Parenthood, el gigante del negocio del aborto cuya presidente, Alexis McGill Johnson, pronosticó un «alto nivel de ira» ante la posibilidad de «estar viviendo en un mundo donde nuestros hijos tengan menos derechos que nosotros». En términos prácticos, se espera que el fin de la jurisprudencia suponga el cierre de más de 200 clínicas abortivas, un cuarto de todas las que operan en los Estados Unidos.

Ante la revocación de Roe vs Wade y del previsible cierre de establecimientos, la estrategia del Partido Demócrata y de las empresas abortistas pasa primero por la calle, con el envalentonamiento de sectores de la población siempre dispuestos a manifestarse, no necesariamente de forma pacífica, y en último término por las elecciones de noviembre, para las que cuentan con transformar en votos el malestar manufacturado durante los próximos días.

Tras la resolución de la Corte Suprema, la vida del no nacido, como la ideología de género o la educación, seguirá siendo un motivo de división moral y territorial entre los estadounidenses, con más poder movilizador que cualquier cuestión económica o fiscal. La anulación de la doctrina creada por Roe vs Wade traerá manifestaciones a favor del aborto en las grandes ciudades del país, aquellas que están mayoritariamente habitadas por votantes demócratas, donde nadie ha levantado la voz ante la subida del 150 por ciento del precio de la gasolina, por ejemplo.

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