El debate ya no está en si se debe o no poner voluntad política para detener a quienes entran ilegalmente por la frontera sur de Estados Unidos; la pregunta es ya si se puede. Si para poder calificarse de «invasión» era necesario que hubiera violencia, ya lo tenemos.
El jueves por la noche se volvía viral en redes sociales un video que mostraba a cientos de hombres en edad militar empujando a soldados de la Guardia Nacional de Texas e irrumpiendo en la frontera sur de Estados Unidos. El New York Post, que grabó un vídeo del incidente, informó que los extranjeros ilegales rompieron el alambre de espino y las cercas, y luego empujaron a los soldados.
El gobernador de Texas, el republicano Greg Abbott, a quien recientemente el Tribunal Supremo ha autorizado a ejercer un control efectivo en la frontera, hizo una declaración oficial sobre el incidente en El Paso unas horas después de que el video obtuviera millones de visitas en línea.
«La Guardia Nacional de Texas y el Departamento de Seguridad Pública recuperaron rápidamente el control y están redoblando las barreras de alambre de púas», dijo Abbott. «Los agentes tienen instrucciones de arrestar a todos los inmigrantes ilegales involucrados por invasión criminal y destrucción de propiedad».
En el vídeo se ve a los inmigrantes ilegales abriendo la barrera mientras cuatro miembros de la Guardia Nacional intentan impedir que crucen la frontera. Los inmigrantes ilegales corren por la brecha abierta, casi pisoteando al personal de la Guardia Nacional, hasta toparse con una segunda barrera, más resistente.
Recientemente el multibillonario Elon Musk, dueño de la red X (antes Twitter) ha hecho público una grabación en la que explica cómo las desastrosas políticas de fronteras abiertas del presidente Biden han puesto en peligro las vidas de las tropas y los ciudadanos estadounidenses sólo para que los demócratas puedan hacer trampa en las próximas elecciones e inundar las papeletas por correo con votos de ilegales. Diez millones de ilegales han entrado por la frontera sur bajo el Gobierno de Biden, quien revirtió múltiples políticas de cruce de fronteras iniciadas por Trump en sus primeros días en el cargo.
