Nuevo atentado terrorista en Bélgica. En la tarde del lunes, un islamista abría fuego contra al menos dos personas al grito de ‘Alá es grande’ para posteriormente huir en su motocicleta. Todavía no ha sido detenido por las autoridades. Los hechos han tenido lugar en los alrededores de la plaza Sainctelette de Bruselas a sólo unas horas del comienzo del partido de fútbol Bélgica-Suecia.
El islamista ha subido a sus redes sociales un vídeo en el que reivindica el atentado en nombre del Estado Islámico. «Vivimos por nuestra religión y morimos por nuestra religión«, sentencia en la grabación.
No es la primera vez que los islamistas aprovechan un evento deportivo para sembrar el terror. En la fatídica noche del 13 de noviembre de 2015, la célula terrorista inició sus acciones sobre París con un ataque en los accesos del Stade de France en el barrio de Saint-Denis.
Horas antes del atentado, los medios belgas han incidido en las dificultades del Gobierno y las autoridades belgas para contener a las células islamistas que operan en el país. Tras el ataque terrorista de Hamás sobre Israel y la llamada de los terroristas islámicos palestinos a atentar en cualquier ciudad del mundo, siguiendo las enseñanzas del padre de la yihad moderna, Mustafa Setmarian, las alarmas se habían disparado en Bruselas.
La Seguridad del Estado había solicitado apoyo a los servicios de inteligencia para vigilar a más de 600 islamistas monitoreados en el país. «La lucha contra las mafias de la droga y las organizaciones criminales, que era su prioridad en los últimos meses, ha pasado a un segundo plano. El extremismo se ha convertido en la prioridad número uno», apunta una fuente a Sudinfo.
«Los recursos humanos disponibles son insuficientes y las operaciones de control no son una tarea sencilla«, agrega la misma fuente al medio belga, haciendo referencia también al asesinato de un profesor por parte de un islamista en Arras (Francia). En declaraciones a TF1, el ministro del Interior de Francia, Gérald Darmanin, reconoció que el terrorista se encontraban en el expediente S, destinado al control y monitoreo de islamistas, pero que no fue posible evitar el ataque.