Las estadísticas oficiales de Alemania vuelven a demostrar la desproporcionada criminalidad de los extranjeros en el país. Según los últimos datos de la Oficina Federal de Policía Criminal (BKA), casi dos tercios de los sospechosos de agresiones sexuales en piscinas al aire libre durante 2024 carecían de la ciudadanía alemana. En total, fueron registrados 367 sospechosos, de los cuales 237 —un 65%— eran extranjeros, según información obtenida por la revista Focus.
Los afganos encabezan la lista de nacionalidades con más implicados en estos delitos, con 61 sospechosos. En segundo lugar aparecen los sirios, con 50. El ministro del Interior de Renania del Norte-Westfalia, el popular Herbert Reul (CDU), señaló a Focus que «un atentado en una piscina debe tener consecuencias inmediatas» y pidió a los ciudadanos que no duden en llamar a la policía para evitar que los agresores «ganen terreno rápidamente».
El dato es aún más alarmante si se pone en contexto: mientras los inmigrantes son en torno al 15% de la población alemana, acaparan el 65% de las sospechas en agresiones sexuales en piscinas.
La criminalidad extranjera desborda las estadísticas
Las agresiones en piscinas son sólo un ejemplo de un problema mucho más amplio. En 2024, Alemania registró 5,8 millones de delitos, con unos 2,2 millones de sospechosos. De ellos, nada menos que 913.196 —el 41,8%— eran extranjeros, frente a un peso poblacional que ronda el 16,8%. En los delitos violentos la desproporción es aún mayor: el 43% de los implicados no tiene nacionalidad alemana.
Entre las nacionalidades más sobrerrepresentadas destacan Siria, Afganistán, Turquía y, de manera especialmente grave, Argelia. De los apenas 25.000 argelinos que residen en Alemania, 11.143 aparecieron como sospechosos en las estadísticas policiales de 2024. Es decir, un 44% de esa comunidad estuvo implicada en algún delito, lo que significa que los argelinos delinquen 17 veces más que la media.
También los sirios están muy por encima de su peso poblacional: representan un 1,2% de los habitantes de Alemania, pero un 5,5% de los sospechosos de delitos, lo que implica una sobrerrepresentación por un factor de 4,5.
Las cifras desmienten la retórica buenista del Gobierno alemán sobre la supuesta integración de los inmigrantes y ponen en evidencia la inseguridad creciente que soportan los ciudadanos alemanes en sus propias calles… y en sus piscinas.